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TITULO: Una Última vez

PERSONAJE: Damian Wayne

ADVERTENCIAS: Ninguna

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Amor. ¿Qué era el amor?

El amor era un tema prohibido en donde vivía. No podía hablar de él, no podía ni pensarlo. El amor era un tabú para la Liga de las Sombras.

Pero aún así hizo la tan ansiada pregunta, ¿Qué era el amor?

Era su séptimo cumpleaños cuando se atrevió a hacer tal pregunta, si no podría conocer a su padre, al menos quería saber porque su abuelo decía que su madre le había fallado tan descaradamente al enamorarse de quién suponía era su progenitor.

-El amor es una perdida de tiempo- contestó fríamente la mujer mientras se ponían en posición para la tan tradicional lucha siempre celebrada en el día de su nacimiento -El amor solo hace a las personas débiles-

-¿Tú no amabas a mi padre?- Una simple, pero compleja pregunta -¿No me amas a mí?- Una pregunta que ningún infante debería hacer a la mujer que le dió la vida.

Thalía simplemente sonrió con lo que parecía ternura para después mirar a su primogénito. No podía negarlo, era idéntico a su padre, menos por los ojos; eran tan parecidos que a veces le dolía porque era un recordatorio de su más grande error.

-¿Tú me amas a mi hijo mío?- preguntó mientras se incaba a su lado para acariciar sus mejillas que aún conservaban ese característico cebo de los bebé a pesar de su edad.

El infante asintió sin dudar. Él amaba a su madre, todo lo que hacia ahora y en un futuro sería para intentar complacerla, el vivía para ella, mataba para ella. Su vida le pertenecía.

-Entonces confía en mí y cierra los ojos- susurró sin dejar de acariciar su mejilla con su mano dominante.

Dudó un momento. Una de sus primeras lecciones que podía recordar era no confiar jamás en nadie, ni siquiera en su sombra. Pero esa mujer le amaba, le había dado la vida, así que obedeció.

-Nunca confíes en nadie hijo mío- le reprendió mientras le apuñalaba por el omoplato derecho de su diminuto cuerpo -Mucho menos en las personas que dicen amarte- retorció la daga sin inmutarse por los alaridos de dolor del menor -El amor solo te lastimará- sacó el objeto punzo cortante y se incorporó dejando al infante en el suelo intentando no sollozar de dolor en vano -Jamás lo olvides-

La herida le dolió por semanas y al pasar de los años solo se sumó a una de las tantas cicatrices hechas con el propósito de darle una lección.

Tal vez ese era uno de los motivos por el cual le costaba tanto creer que alguien quisiese estar con él sin tener doble intenciones, sin querer lastimarlo.

Tal vez por esa misma razón le gustaban los animales. Porque en ellos no hay maldad. Porque ellos son más puros e inocentes que los propios humanos.

Los animales eran más merecedores de la vida que la misma humanidad.

Pero entonces no entendía porque tenían que morir.

Titus no era su mascota, era parte de su familia. Era el ser más leal y comprensivo que había conocido.

Era quien le había enseñado a amar.

¿Pero entonces porqué cosas malas le suceden a almas buenas? Porque la vida es todo, menos justa.

Miró a su fiel amigo una vez más. Sus grandes ojos le miraban con un amor infinito a pesar del dolor que sentía. Su pelaje antes como las sombras, se había convertido en una destelleante noche estrellada por las canas, y sus orejas que tanto le gustaba que le acariciaran se alzaban con curiosidad por descubrir el porqué de sus lagrimas.

Robin's One ShotsWhere stories live. Discover now