Dear Justin #6 | Jelena

6.

"Pláticas Profundas"

El silencio era pesado e incómodo, solo estábamos mirándonos el uno al otro por unos buenos cinco minutos hasta que recibió una llamada.

Parecía que estaba hablando con su entrenador o representante la verdad no está poniendo atención a su conversación. Solo lo miraba y me di cuenta lo mucho que cambio, o sea yo sé que era lógico que cambiara, él ya no era un adolescente digo, ya no éramos unos adolescentes.

Yo calculaba que era unos diez centímetros más alto, sus hombros eran más anchos y sin duda su trasero es más firme, pero quién lo noto porque yo no.

Hasta su maldito cuello era musculoso, espero que tenga todos su dientes intactos porque en el hockey era normal que los jugadores perdieran uno que otro diente.

Me preguntaba si la manera en que hace el amor cambio y mejoró con los años, no es que era mala antes pero digamos que no sabíamos lo que era el sexo bueno y aunque el era el único hombre con quien había estado yo sabía perfectamente que no era su única.

Haría lo que fuera por abrazarlo, ponerme de rodillas y pedirle perdón por abandonarlo, sin duda lo haría dos veces si eso da como resultado su éxito en lo que es el hockey.

Terminó su llamada y me sorprendió mirándolo, le sonreí nerviosamente y el solo siguió viéndome sin ninguna emoción en su cara.

Okey.

"Creo que tenemos que hablar". Dijo sentándose justo frente a mi en la sala. Tomo una fotografía que estaba a su lado en la pequeña mesa cafetera y la miro detenidamente.

En la foto nos encontrábamos Jay Jay y yo en sus primeros días de vida. El descansaba en mis brazos mientras yo le daba pecho, mi rostro se veía cansado pero tenía una gran sonrisa.

Recuerdo ese día estar destrosada emocionalmente, había llorado toda la mañana por Justin hasta que me trajeron a mi hijo de los cuneros, cuando finalmente lo tuve en mis brazos me sentía tranquila y feliz, sino fuera por el estaría perdida.

"Te veías muy cansada". Murmuró acariciando la foto como si estuviera haciéndolo conmigo.

"Lo estaba".

Creo que era hora de explicar todo.
Giraba el anillo en mi dedo anular  que me dio años atrás en mi cumpleaños número 17, o mejor conocida como "la noche de la concepción".

Esto debió captar su atención porque miro mis movimientos y estoy segura que vi una pequeña sonrisa.

"Concebimos a Jay Jay la noche de mi cumpleaños, unos de las últimas que pasamos juntos de hecho". Sonreí y continúe.

"Después de varias semanas me empecé a sentir mal, tuve una idea de lo que estaba pasando cuando no me llego mi periodo, así que asustada como la mierda compre la prueba de embarazo cuando estabas en práctica, regrese a la escuela para aplicarla en los baños la hice y obviamente era positiva, sabía que tú siempre ibas a apoyarme y estarías para mi y para nuestro bebé". Lágrimas recorrían mi rostro al recibir todos esos recuerdos tan dolorosos.