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Cuando Justin y yo teníamos alrededor de dieciséis años decidimos aventurarnos en nuestra sexualidad, realmente estábamos hartos de las largas sesiones de besos donde no pasábamos a nada más que un apretón o caricias pero siempre sobre la ropa, na...

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Cuando Justin y yo teníamos alrededor de dieciséis años decidimos aventurarnos en nuestra sexualidad, realmente estábamos hartos de las largas sesiones de besos donde no pasábamos a nada más que un apretón o caricias pero siempre sobre la ropa, nada extremo.

Fue una de esas veces que Justin me confesó que comenzó a ver porno, me dijo que era extraño pero bueno y había algo que quería intentar y no era algo tan extremo.

Si, esas fueron las palabras de un niño virgen de dieciséis años.

Asi fue como descubrimos la famosa posición del sesenta y nueve y sacamos el mayor provecho a esta. La primera fue un desastre total (o al menos así lo veo en mi ahora madurez de veintiún años) pero al pasar el tiempo nos fuimos haciendo más expertos y maduros en el tema, incluso lo seguíamos haciendo después de haber perdido nuestras virginidades. Era de mis cosas favoritos y nuestro pequeño y sucio secreto.

"¿Qué opinas?".

No sentía la necesidad de contestarle así que lo tomé de su chaqueta y atraje sus labios con los míos. Deslice mis manos por mi cuello y me pegue mas a él sintiendo cada línea dura de su cuerpo. El agarró mi cintura con fuerza mientras mis manos se ocupaban en quitar las molestas y numerosas prendas.

"Tenemos que ir a la habitación", susurré en su cuello pausando un poco mis besos. Sentía que sus dedos se incrustaban en mis caderas.

"Tu haces que me olvide de todo, estaba apunto de tomarte aquí", tomo mis piernas y me cargo en sus brazos. "Y tengo que ser responsable, no queremos traumar a nuestro hijo".

Ya en mi cuarto Justin se deshizo de cada prenda que nos separaba, se encargaba de acariciar y amar cada pequeño rincón de mi cuerpo, sin olvidarse de un mínimo centímetro.

"¿Recuerdas lo incómodo que era el sexo cuando éramos adolescentes?," reí un poco mientras besaba mi abdomen, estaba ansiosa por su lengua, por sus besos, por su cuerpo en general, pero la paciencia era la clave de todo.

"Oh pero que bien se sintieron esas primeras veces, descubrir todo lo que te gustaba", susurró en mi oído. "Aprender que si hacía esto...", deslizó dos dedos en mi interior, curvandolos y asegurándose que la palma rozara mi clitoris, el perfecto roce que necesitaba, que quería, "te volvía loca y tu cuerpo se retorcía como si pudiera más". Beso mi centro y se separó de mi, al instante extrañaba su contacto.

"Vamos a hacer esto, bebé", se recostó en la cama y acomodando las sábanas palmeó su pecho, "ven y tráeme ese bonito coño hasta aquí".

Sus palabras me sonrojaban pero desesperada y obedeciendo me moví haciendo exactamente lo que me indicó.

Cuando estábamos alineados tomé su miembro y comenzamos a trabajar en nuestra magia, me gustaba llevarlo al borde y jugar ahí con él, gemidos y jadeos trataban de salir pero mi boca está ocupada con algo más. Sus manos rodearon mis muslos mientras me llevaba más y más a la cumbre del placer.

"¡Oh Justin", talentosamente me llevo al orgasmo, segundos después sentí su líquido caliente recorrer por mi garganta. Mi mente se fue a Júpiter por algunos segundos, sentí a Justin acomodarme de manera correcta en la cama y recostarme en su pecho. Nuestros cuerpos subían y bajaban dadas a nuestras pensadas respiraciones. Su mano acariciaba mi espalda y dejaba besos en mi frente de vez en cuando.

"Te amo", susurró en mi cabello, con sus manos ágiles apretaron mi cadera y se levantó, escuché el agua correr del lavabo y después un pañuelo húmedo era pasado por mi entrepierna.

"Eres tan considerado, yo también te amo", sonreí mirándolo quitar su mano y regalándome una sonrisilla. Cuando terminó dejó un beso en uno de mis muslos y se deshizo del pañuelo.

De nuevo en mi posición en su pecho nos quedamos en silencio unos minutos, solo disfrutando del calor y del cuerpo del otro, regalándonos pequeñas caricias no había otro lugar en el que quisiera estar.

"El día en que nació Justin fue el día más feliz y triste de mi vida, recuerdo no pensar en otra cosa que no fuera desear que estuvieras ahí.", tomé un respiro antes de que me pusiera a llorar. "No hay nada que me arrepiento más que ocultarlo de ti, quitarle ese privilegio a los dos fue horrible, pero también no estoy segura que hubiera sido de tu carrera", confesé, las palabras saliendo desde el fondo de mi corazón, habían estado mucho tiempo ahí y era hora de que salieran.

"Si hubiera necesario hubiera dejado el hockey para trabajar y enfocarme en ustedes, sin duda, sería incapaz de dejarte sola, tan joven y con un bebé. No hubiera sido correcto, cariño", apretó mi cintura mientras su voz sincera me decía lo que ya sabía.

"Exactamente", contesté.

"Las cosas pasan por algo, Sel. No hay que mirar al pasado sino al presente y al futuro, tengo una vida con ustedes por delante y pienso sacar el mayor provecho de ello, ¿okay? Ve a dormir, aquí estaré y jamás me iré", antes de dejarme consumir por la oscuridad su hermosas palabras y besos fueron lo último que recordé.

 No hay que mirar al pasado sino al presente y al futuro, tengo una vida con ustedes por delante y pienso sacar el mayor provecho de ello, ¿okay? Ve a dormir, aquí estaré y jamás me iré", antes de dejarme consumir por la oscuridad su hermosas pala...

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Dejé el cuarto de Selena como si fuera un espía, en silencio y con ágiles movimientos me moví hacia el corredor. Fue una tarde fenomenal y quería que así fueran todas.

Después de un largo viaje quería regresar, jugar con mi hijo, tener un tiempo en familia para después platicar con Selena y terminar amándola toda la noche.

Abrí la puerta de la habitación de Jay Jay y me acerque a su cama, si pequeño cuerpo estaba en una extraña posición, su cabeza incluso casi cae del filo de la cama y sus sabanas estaban enredadas a sus pies, lo último que quería es que osara frío así que después de acomodar su cabeza de nuevo me hice cargo de abrigarlo súper bien.

Di un paso atrás y admire nuestra perfección, Selena y yo nos sacamos la lotería al tener a un niño que es feliz, inteligente, sano y talentoso, pero sinceramente ella se lleva todo el crédito. Es una mamá increíble y no puedo esperar a subirme a ese tren con ella y criar a nuestro hijo juntos, enseñarle cómo tirar una pelota de béisbol, ayudarlo en sus tareas de matemáticas, llevarlo a Disneylandia y formar a un jugador de hockey, que sea muchísimo mejor que yo y que todos.

"Te amo mucho, campeón. Siempre estaré aquí para ti y jamás te abandonaré", besé su cabello rubio.

"Te amo, papi", susurró aún con los ojos cerrados.

Yo también hijo, siempre.

Dear Justin #6 | JelenaWhere stories live. Discover now