9

530 35 0
                                    

Después de un momento donde Joel recupera el aliento, Erick habla de nuevo.

— De acuerdo, ojo por ojo. Escucharte... me mata cada vez —admite tímidamente.

— Tú- —Joel comienza, exasperado. Y suspira—. ¿Qué quieres que haga? —pregunta expectante.

— Sólo habla —murmura Erick—. Sobre cualquier cosa. O incluso mejor, haz algo más de esos pequeños ruidos que haces cuando te vienes.

— No puedo hacerlo simplemente cuando yo lo ordene, Erick —argumenta Joel, pero hay pequeñas mariposas revoloteando en su estómago—. ¿Te gustan mis ruidos?

— Para —dice Erick con firmeza, pero se está riendo a medias—. Joel.

Joel se siente ridículo haciendo ruidos sin estimularse, por lo que pasa una mano sobre la sensible cabeza de su miembro. Es demasiado, pero gime involuntariamente y Erick se queda sin aliento en el otro extremo.

— Otra vez —Erick ordena, y Joel obedece sin pensarlo, tocándose a sí mismo y luego gimiendo suavemente en el teléfono. Erick gime en voz alta.

Joel pasa las yemas de los dedos sobre su eje lentamente, dejando que cualquier ruido que quiera salir de él escape de su boca. En un momento dado, hay tanto exceso de estimulación que está bastante seguro de que realmente solloza en el teléfono, y ahí es cuando Erick deja escapar un gemido estrangulado para indicar su liberación.

Joel saca la mano de sí mismo para agarrar un pañuelo y limpiar su torso, oyendo el suave susurro de Erick haciendo lo mismo en el otro extremo.

— Tú, pequeña perra sexy —es lo primero que dice Erick en el teléfono. Suena como un cumplido.

— Lo intento —la voz de Joel está un poco ronca y se aclara la garganta—. ¿Sabes que no vas a hacerme olvidar que tenemos que hablar de esto dándome un orgasmo, no?

— Sí —responde Erick de inmediato—. Sin embargo, valió la pena intentarlo. Y también es divertido.

— Tenemos que hablar de esto —insiste Joel en lugar de reírse. Erick suspira.

— Lo sé. Sé que sí. Pero ahora estoy todo cansado y orgásmico, ¿así que puede esperar? —Erick solicita.

— ¿Mañana? —Joel pregunta, tirando el pañuelo en su papelera—. ¿Mañana por la noche? ¿Tienes planes?

— Los cambiaría por ti. Esto es importante —Erick suena completamente serio, casi solemne, y la siguiente oración de Joel toma un momento para salir de su boca.

— Mañana por la noche, entonces —sus palabras casi parecen hacer eco en sus propios oídos—. Suena bien.

— ¿Me vas a evitar todo el día? —Erick pregunta suavemente. No suena acusador, solo un poco triste.

— No —responde Joel igual de silenciosamente—. Te lo mereces, pero no.

Después de un momento, la voz de Erick vuelve a la línea.

— Lo sé —admite—. Buenas noches, Joey. Te quiero.

Joel cierra los ojos con fuerza y desea que Erick lo haya dicho en el mismo sentido en el que él lo hace.

— Yo también te quiero. Buenas.

Cuelga el teléfono y se entierra la cara en la almohada. Mañana por la noche. De acuerdo.

Está asustado a más no poder.

Telefonía |  Joerick Where stories live. Discover now