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Es difícil hablar de cómo llegué aquí.

Simplemente cerré los ojos y TACHÁN, bienvenida a Vesuvia.

Hablo en serio.

Un día vas a trabajar a tu tienda como cualquier otro, bajas al almacén, te metes más adentro de la cuenta y apareces en otro lugar completamente diferente.

Lo he comentado con mi maestro, y las hipótesis son varias.

La más factible nos lleva a hablar de los cimientos originales en los que se encuentra el inmueble, subterráneos laberínticos que me acabaron llevando a esta... ¿dimensión? Por no hablar de mi prácticamente recién descubierto vínculo con la magia, de eso hablaremos después.

En resumidas cuentas, me empeciné demasiado en buscar una camiseta y acabé perdida en mi propio almacén. Fantástico.

Cuando salí a la superficie el paisaje era completamente diferente, y yo no hacía otra cosa que resaltar entre las personas vestidas con sus chales de colores y finas túnicas.

Por suerte, él me recogió.

Asra.

Mi maestro en las artes mágicas.

Porque esa es la segunda parte, resulta que tengo poderes.

Aún no sé controlarlos demasiado bien pero... estamos progresando.

Asra es una especie de mago de gran reputación que constantemente está viajando de un lugar a otro con el fin de completar su formación o ayudar a los más necesitados.

Es admirable.

Aunque tengo que añadir que es fastidiosamente misterioso.

Es decir, nunca revela su destino y sus consejos son enrevesados y confusos.

No lo mando a tomar viento porque es lo único que tengo aquí.

Vale, también confío en él ¿Cómo no hacerlo?

Quiero decir, ya no sólo me dio comida y cobijo, creyó mi historia y me está ayudando a regresar. Uno de los factores que le lleva a moverse es investigar y encontrar a otros a los que les haya pasado lo mismo que a mí. De momento, no hemos conseguido demasiado pero supongo (espero) que es cuestión de tiempo.

Tampoco se está tan mal aquí.

Tengo una pequeña tiendecita de magia donde ofrezco -a todo aquél que esté dispuesto a pagarlo, claro- desde filtros amorosos a intensas lecturas de tarot.

Es un local que perteneció al anterior aprendiz de Asra, tampoco puedo decir mucho más dada su inminente inclinación por el misterio y todo eso... pero está bien. Es un negocio tranquilo en un barrio decente.

En el que, supuestamente, no suele ser muy común que llamen a la puerta en plena noche.

Definitivamente, no estoy soñando.

¿Abrir o no abrir?

En fin, de perdidos al río.

Invoco una llama en la palma de mi mano. Me alumbra el camino a la par que es un arma de gran utilidad para mí.

Doble función, sensación única.

Miro por la mirilla de la puerta para dar una figura alta y esbelta, cubierta con un velo translúcido a la luz de las farolas.

Es una mujer, y con ese porte, no una cualquiera.

- ¿En qué puedo ayudarle, su alteza?

- Los rumores no mentían. Asra ha encontrado a una aprendiz poderosa.

Enough [Julian Devorak, The Arcana]Where stories live. Discover now