IX

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Atravesamos las calles de Vesuvia sin darme tiempo a orientarme.

(También es verdad que esta zona no la conozco especialmente, me sacas de mi tienda y el palacio y me pierdo un poco. No olvidemos que mis circunstancias son un poco especialitas).

Me lleva hasta una casa de techos bajos. La puerta está cerrada y lo cierto es que no tengo ni idea de qué pretende o los motivos que lo han llevado a traerme hasta aquí.

- Entraremos por ahí.

- ¿Por dónde?

Yo no veo ninguna posibilidad de entrada mínimamente aceptable. O legal.

- Por la ventana.

- ¿Sabes lo que es un allanamiento de morada o aquí no tenéis de eso?

Me devuelve una sonrisa y , tomándome de la mano, me ayuda a entrar en la casa, siguiéndome él después.

- ¿Mazelinka? ¡Mazelinka! - Mira alrededor de una habitación de suelos de madera y una cantidad incontable de botecitos y plantas. - Parece que no está... mejor, no le hace ninguna gracia que entre por la ventana. 

En el suelo hay un resto de pétalos marchitos de color amarillo que llaman su atención.

- Oh no, los dientes de león otra vez...

- ¡Y por eso no me hace ninguna gracia que entres por la ventana, estúpido bribón!

La puerta se ha abierto de golpe y una señora mayor franquea el marco. 

No es muy alta, pero su presencia es imponente, empuña una cuchara de madera como si fuera una espada y está más que preparada para atizarle a mi compañero en la cabeza. 

- ¡Mazelinka! Qué agradable sorpesa. Oh, ¿ese chal es nuevo? Te resalta el color de los ojos.

- Sabes perfectamente que no lo es, basta de cháchara.

Mueve la cabeza hacia un lado para fijar la vista en mí.

Genial.

No sé ni quien es esta mujer ni cómo debería reaccionar. 

Así que simplemente me quedo mirándola y Julian se pone por delante. 

- Es una amiga.

- ¿Amiga?

Sus cejas se elevan tanto que podrían rozarle la raíz del pelo.

- Mazelinka, te presento a May, es una poderosa hechicera.

Como mi conocimiento de las reglas de cortesía de Vesuvia es escaso, simplemente le tiendo la mano. Ella la toma y la aprieta, me mira fijamente antes de que una sonrisa se dibuje en su rostro.

- Oh, ya veo, claro. Illya, tráeme el caldero de siempre, por favor. 

Este le obedece sin duda pero yo le detengo el paso.

- Te recuerdo que hace un rato estabas prácticamente desangrándote por curarme a mí. Enséñame la herida.

- Pero si no es nada, mujer, un arañazo nada más.

Lo miro lo a los ojos y los suyos huyen en desbandada.

- Bien es verdad que no son muchos los que han conseguido sobrevivir a su mordisco, pero te recuerdo que yo tengo unas habilidades especiales que hace que...

- ¿Vas a enseñármela o tengo que encontrarla por mí misma?

Deja el caldero en el suelo y empieza a desabrocharse los últimos botones de la chaqueta muy despacio, como si se estuviera recreando en mi mirada fija en sus dedos finos y largos. Se levanta la tela cubierta de sangre para mostrarme una piel de mármol completamente inmaculada.

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⏰ Last updated: Aug 24, 2019 ⏰

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Enough [Julian Devorak, The Arcana]Where stories live. Discover now