- 𝚃𝚑𝚎 𝚗𝚒𝚐𝚑𝚝 𝚠𝚎 𝚖𝚎𝚝. -

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Igual que el día anterior camino entre las viejas estanterías, podía percibir el aroma de algún desinfectante en el ambiente revuelto con el de los libros

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Igual que el día anterior camino entre las viejas estanterías, podía percibir el aroma de algún desinfectante en el ambiente revuelto con el de los libros. Reviso cada estantería desinteresado, hasta que su vista se topó con un título que lo hizo recordar. Sin dudar lo tomo y fue a sentarse dejando su mochila encima de la mesa de madera. Hojeo el libro buscando una página en específico y una sensación desagradable lo recorrió al leer las pequeñas palabras escritas con lápiz junto al texto original. Sus ojos se llenaron de lagrimas y un nudo se quedo en su garganta. Recordó la sensación de momentos atrás, donde a pesar de estar rodeado de gente, el horrible sentimiento de soledad lo dejaba sin aliento.

Las lagrimas salieron sin permiso, mojando sus mejillas y nublándole la vista.

...

Solo recuerda que se conocieron sin querer, un día muy frío de noviembre. Él se le acercó, sus ojos azules brillantes lo dejaron embobado. Comenzó a hablar sobre sus romances fallidos y después la conversación se dirigió a lo que le gustaba hacer. La forma en la que hablaba de lo que le gustaba lo aturdía, no podía seguirle el ritmo. Era la primera vez que veía a alguien tan emocionado por algo.

A pesar de eso, él pensaba que nunca llegó a conocerlo realmente.

...

Cerró el libro y se quedó mirando a la nada por un largo rato, cosa que el dependiente de ahí pareció notar y se le acercó con las intenciones de hablarle. El chico de cabellera negra y sudadera roja le llamaba mucho la atención, tenía un aura triste a su alrededor.

- Hola. -Saludo llamando su atención. - Soy Takashi Shirogane, mucho gusto. -Estiró su mano para estrecharla con la del chico, que inmediatamente se acercó dirigió sus ojos violetas a él y los dejo ahí.

- Keith Kogane. -Dijo a secas estrechando sus manos. - No pude agradecerle la vez pasada por la taza de café. - Agregó de repente. -Gracias. -Le dedico una sonrisa a medias y volvió su vista al libro.

- ¿Es un buen libro? - El asiático se acercó.

- Ah, sí. - Dudo. - Bueno, nunca lo leí. - Confeso.

- Ya veo...- Dijo. - Entonces...- Shiro se quedó callado cuando el chico empezó a hablar.

- Me recuerda a alguien que extraño mucho solo eso. - Dijo.

- ¿Te quieres sentir cerca de él? - Pregunto, luego se dio cuenta de que se estaba metiendo mucho en la vida del chico y justo cuando estaba por decirle que no era necesario que le contase todo, el chico continúo hablando.

- Si, no se que hacer para sentir que está conmigo. - Pronto, Keith se dio cuenta de todo lo que está diciendo. Rápidamente cogió sus cosas y se dispuso a abandonar el lugar.

- Escríbele cartas. - Alcanzó a escuchar antes de que el ruido de la calle lo dejará aturdido.

...

El cielo se estaba tornando azul, las farolas comenzaron a encenderse intentando alumbrar el paisaje oscuro que se extendía miles de kilómetros a su alrededor. Caminaba hacia su hogar, que a pesar de no ser el más cálido era lo que le quedaba. Miro el cielo, el azul se iba apagando dejando a su paso un color mucho más oscuro. Recordó las miles de caminatas que dio bajo ese mismo cielo con esa persona, lo mucho que reían o jugueteaban. Extrañaba con todo su ser aquella sensación de sentirse acompañado.

Cuando menos se dio cuenta había llegado a su pequeña casa, busco las llaves en su vieja campera roja y entró. De inmediato se encontró con Allura, estaba recostada en el sillón dormitando. La ignoró y fue directo a su habitación. Dentro se dejó caer en la desordenada cama, quitó un par de cosas que no le permitían estar cómodo e intentó relajarse. Recordó todos los sucesos del día, hasta que llegó al más reciente y el que más se le había grabado.

"Escríbele cartas."

No sabia si hacerlo sería lo mejor, pero quería intentarlo.

Justo cuando planeaba ponerse de pie para caminar a su escritorio, escucho la puerta abrirse con cautela y su nombre siendo pronunciado en un murmullo suave, con eso sabía que era Allura. Allura era el sinónimo de comprensión e ingenuidad.

- Hoy no asististe a ninguno de los lugares a donde debías ir. - Dijo. - Se que no quieres hablar conmigo y respeto eso. - Guardó silencio por unos segundos. - Creo que es hora de ir directamente con alguien. Te ves muchísimo peor que cuando...- No pudo terminar, Keith se levantó de la cama, tomó de nuevo sus cosas y salió esquivando a Allura.

- Lo voy a pensar. - Dicho eso se fue.

...

La última vez que vio esos ojos azules, estaban particularmente más brillantes. Hubiera preferido que el brillo fuera provocado por cualquier otra emoción que no fuera tristeza. No quería recordar que el sentimiento que los hizo brillar fuera ese.


.....

Stexlty°°

Bereavement.Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu