Capítulo 5

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Los alumnos de Hogwarts se encontraban ansiosos, esperando a que llegase la medianoche para poder degustar de la gran cena que se llevaría a cabo en el gran comedor, con motivo de celebración del año nuevo.

Habían sido citados a las 11:30 p.m. Mientras que unos alumnos se encontraban arreglándose para la gran ocasión, Hermione Granger se encontraba en su habitación. Recostada en su cama (quedando ella boca arriba) mientras pensaba en los acontecimientos que habían ocurrido al comenzar sus vacaciones de invierno: Las pláticas en los jardines del colegio, los paseos dentro del colegio, los paseos en Hogsmeade.

En especial ese paseo que habían hecho el día anterior

~ ~ ~

— ¿Al fin podrás darme una respuesta? — imploró la castaña. Se encontraban paseando en el pueblo de Hogsmeade, ya que se les había antojado tomar de nueva cuenta una cerveza de mantequilla. Y no querían quedarse con las ganas de tomar esa bebida.

— Hermione, llevas cinco días sacando ese tema. ¿Es que no te cansas? — bromeó y ella soltó una pequeña risa — tanta curiosidad matará a la Gryffindor.

— Pero no la dejará con la duda — le enseñó la lengua en señal de burla. Él simplemente rodó los ojos y sonrió. Por supuesto que tenía pensado en darle una respuesta, pero al rubio le encantaba hacerse el interesante — ¿Entonces...? — se detuvo.

— Está bien, lo haré.

— ¡¿En serio?! — un brillo de esperanza se hizo presente en los ojos de la castaña.

Draco se detuvo y se dio la vuelta, para quedar así frente a frente — Sí... pero hoy no es el día — le guiñó el ojo y comenzó a reírse escandalosamente al ver la expresión de indignación de la castaña — "Es tan tierna" — pensó.

Hermione se llevó ambas manos a la cintura y asintió repetidas veces — con que así están las cosas, Malfoy — se agachó. Formó una bola de nieve con sus manos y acto seguido se la lanzó al rubio cerca del rostro. Draco se cubrió.

— ¡¿Pero qué rayos te sucede, Hermione Granger?! — exclamó y siguió siendo atacado con bolas de nieve. La melodiosa risa de la chica de ojos color chocolate era como música para sus oídos. Cuando ella se calmó, se encogió de hombros — ya verás — corrió en dirección hacia ella. Hermione soltó un grito y trató de correr lo más rápido que podía.

Se había dirigido hacia el lugar solitario en el cual se habían dado su abrazo de navidad. Alzó las manos, enseñándole las palmas — ¡Me rindo!

— Nada de que te rindes — entrelazó sus manos con las de la rizada y sonrió ladinamente — ahora me las pagas — sonrió malévolamente. La leona imploraba que no le hiciera daño. Él la soltó de repente y comenzó a hacerle cosquillas en el estómago.

— ¡Draco! ¡Dios! ¡Basta! — se le dificultaba hablar ya que no podía reprimir su risa. Hermione iba retrocediendo mientras que el rubio la iba siguiendo.

La castaña no se percató de que había una enorme piedra en el piso. Se tropezó y el rubio la sujetó de la cintura, pero eso no evitó que ambos cayeran al piso. Quedando él sobre el cuerpo de ella

— ¿E-estás bien? — ambos sentían sus mejillas arder ante tanta cercanía. Sus rostros quedaron muy cerca. Otro poco y estaban a punto de besarse. Ella asintió, mientras mantenía los labios ligeramente entreabiertos. El ojigris la miró directamente, lo cual hizo que su corazón comenzase a acelerarse como loco y para que lo sepas: Sí. Es cierto. Eres la chica más inteligente y más linda que han visto mis ojos. La primera... y la única.

~ ~ ~

— No... no puede ser — posicionó su mano derecha en donde se ubicaba su corazón, de nuevo comenzaba a sentirse de esa manera — bueno... sí. Pero quizás yo estoy malinterpretando todo — suspira y se da la vuelta — lo sigo odiando... por hacerme sentir de esa manera — se incorporó y salió de su habitación.

Miró el reloj que se encontraba en la sala común y soltó un pequeño gritito al percatarse que faltaban diez minutos para que fuese media noche. Salió a toda prisa y corrió hasta llegar al gran comedor. Antes de entrar, divisó que Draco se encontraba observando el techo, cruzado de brazos. De nuevo el rubor en sus mejillas apareció en su rostro. Avanzó a paso lento, el rubio fijó su vista al frente y le fue imposible no disimular que se sentía alegre de verla.

— Te estaba esperando — se acercó y le dio un beso en la mejilla. A ella aun le parecía extraño ese tipo de acciones

— Me quedé dormida.

— ¿De verdad? Porque en la mañana parecía como si me estuvieses evitando... ¿Acaso hice algo malo?

— No, no, no.

— ¿Tiene que ver con lo que te dije ayer? ¡Tú misma fuiste la que quería saber! — esbozó una mueca.

— Lo sé. Y en ese aspecto yo tuve la culpa, yo... no supe como sobrellevarlo. No creí que fueses capaz de decírmelo en ese momento.

— Ni yo. Simplemente las palabras salieron de mi boca — Dentro del gran comedor, se escuchaba que los alumnos comenzaban la cuenta regresiva. Diez segundos después gritaron todos al unísono, celebrando la llegada del año nuevo. El ojigris abrazó a la castaña — feliz año nuevo, Hermione.

— Feliz año nuevo, Draco — correspondió el abrazo y aspiró profundamente para poder degustar de su perfume. Un aroma varonil con esencias frutales.

Fueron separándose lentamente, quedando frente a frente. Se miraron y como si de una fuerza invisible se tratase, comenzaron a acercarse mientras iban cerrando los ojos.

Se separaron abruptamente al escuchar el estruendo de fuegos artificiales. Se asomaron desde la puerta y observaron el techo encantado del gran comedor. Se mostraba de noche, acompañado de cientos de fuegos artificiales adornando dicho cielo.

— Vayamos a cenar, muero de hambre — la tomó de la mano y entraron al gran comedor. Ambos, sin poder ocultar sus resplandecientes sonrisas. Un cierto odio hacia los fuegos artificiales iba creciendo de parte de Draco, ya que por culpa de estos, arruinaron su momento perfecto.

Un amor imposible puede ser posible [Dramione] ©Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon