Capítulo 10

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— Toda la culpa la tiene el idiota de mi hermano — gruñó Fred al llegar a la salida del gran comedor — si él hubiese cerrado su bocota, Hermione estaría en estos momentos disfrutando de la cena — frunció el entrecejo al recordar lo que había pasado minutos atrás — te juro que cuando lo vea en la sala común, le voy a patear ese... — no fue capaz de terminar la oración ya que Harry le dio un codazo.

— ¡Chicos! — los nombrados detuvieron su andar y se encontraron con Luna frente a frente — ¿Qué le pasa a Hermione? — preguntó la rubia mientras se acercaba a ellos — al venir hacia acá intenté saludarla... pero ella me ignoró.

— Te lo explicaremos más tarde. ¿De acuerdo? habló Harry — iremos a la sala común y...

— Los acompaño. Yo puedo hablar con ella.

— Pero Luna, aun no has cen... — antes de que el pelinegro pudiera replicar, la Ravenclaw se dio la vuelta y comenzó a correr. Los chicos se encogieron de hombros, y antes de que pudieran seguirla, la voz potente de Draco Malfoy los hizo voltear — ve adelantándote, en un momento te alcanzo — el pelirrojo asintió. Se despidió de Draco con un asentimiento de cabeza y comenzó a correr por el mismo camino que Luna Lovegood — ¿Qué pasa, amigo?

— ¿Por qué se fue Hermione del gran comedor?

El de lentes esbozó una mueca de manera involuntaria — Bueno... digamos que se sentía un poco mal. Cosas de chicas... me imagino — respondió mientras se rascaba la nuca. Se sintió tonto diciendo algo así, pero fue la primera excusa que se le vino a la mente — Fred, Luna y yo iremos a cerciorarnos de que se encuentre bien.

— Iré con ustedes.

— ¡No! — exclamó, a lo cual el rubio lo miró extrañado — es decir... tú no te preocupes. Nosotros te mantendremos al tanto.

— Oh... — presentía que Harry ocultaba algo, pero no quiso insistir mucho en el tema. Tosió un poco y sacó su varita — en ese caso, dile que espero que sienta mejor — colocó su mano derecha detrás de su espalda — Accio chocolates — susurró e hizo un sutil movimiento de varita. Sostuvo la caja con la mano que tenía libre y se la extendió a Harry — ten — alzó una ceja al ver la expresión de sorpresa que adornaba el rostro del pelinegro. Varios alumnos, al pasar por ahí, comenzaron a murmurar y a soltar pequeñas risas ante tal escena. Mientras que otros miraban a ambos chicos con una expresión perversa.

— ¡D-draco!... — sonrió nervioso y agarró la caja — muchas gracias por el detalle... pero no te veo de esa forma.

El Slytherin rodó los ojos y sonrió, por las ocurrencias que acababa de decir su amigo — no seas idiota. Obviamente no son para ti. ¿Por qué tendría que darte chocolates si no es tu cumpleaños?

— Pues... hoy no es el cumpleaños de Hermione, y sin embargo le estás mandando un regalo — sonrió ladinamente. El rubio entreabrió la boca pero no escapó de ella algún sonido — ¿o no son para ella?

— P-por supuesto que son para ella — contestó — lo que pasa es que....

— Lo sé. Eso es más que obvio — colocó su mano izquierda encima del hombro de su amigo — y con respecto a lo de los chocolates, solo quería que este momento dejara de ser tenso — retiró su mano y procedió a tallarse el ojo izquierdo — ¿hay algún otro mensaje que le quieras mandar?

— Oh no. Ese mensaje viene incluido en la caja.

— De acuerdo — asintió — ¡Oh! Y otra cosa más antes de irme: Tú te lo pierdes, Malfoy — bromeó. Se dio la vuelta y se encaminó a la sala común de Gryffindor, sin ninguna interrupción de por medio.

Un amor imposible puede ser posible [Dramione] ©Where stories live. Discover now