Parte 14

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Alice dentro de la habitación tomo el té y dejo el resto, no tenía apetito por la situación en que se encontraba. Ella se sentó en una de los balconcitos que tenía la ventana que estaba totalmente tapada, pudo sentir las gotas de lluvia que caían, lo cuál le sorprendió, ya que, ella había viajado a España en época de otoño, donde si bien hace frío no llueve, solo se concentra vientos y la sensación de frío - se preguntó - ¿Dónde estoy?.

Habían transcurrido una hora desde que Alfred había ingresado con la bandeja de comida; él ingreso.

Alice: Dime ¿dónde exactamente estamos?

Alfred (poniendo un reloj sobre la cómoda) : Me olvidé de este detalle...sé que te gusta el té a

determinada hora...

Alice: Respóndeme...

Alfred: Estamos en tu casa.

Alice: Mientes...en Australia no llueve...

Alfred: ¿Australia? ...Tu naciste en Inglaterra...

Alice: ¿Cómo sabes eso?....entonces...

Alfred: Exacto, estamos en Inglaterra.

Alice: ¿Cómo es posible?

Alfred (sonrió): Sabes que me gusta hacer posible lo imposible....además que cuento con los recursos para hacerlo.

Alice: Eres como un niño...no comprendes lo que haz hecho acaso...

Alfred; Te lo dije, tomé lo que es mío, eso es todo...tú eres la que no recuerdas nada...

Alice: Yo no soy tuya...y no tengo nada que recordar...

Alfred: No importa cuántas veces siempre tienes un mal carácter.

Alice: Callate, tú no me conoces...además, tú con tu estúpida sonrisa no me engañan..

Alfred: ¿Te acuerdas de alguna historia de mamá ganzo?

Alice (enojada): No cambies la conversación... ¿Mama ganzo?

Alfred: Si, las de mamá ganzo.

Alice se quedó sorprendida, uno de los recuerdos que tenía del pequeño de ojos azules era de contarle una historia de ese libro, es de está impresión que se valió Alfred para decirle, ya veo si tienes algo de memoria.

Alice: ¿cómo sabes eso? ¿Tú eres ese niño?

Alfred (tocándose la cabeza): No se porque siempre atesoras los recuerdos de mi niñez.

Alice: Ese niño...¿cuándo fue que te conocí?

Alfred: Me creerías si te dijera que nos conocemos de siglos.

Alice: ¿De qué éstas hablando? Eso no puede ser posible, nadie vive tanto.

Alfred: Nuestros recuerdos sí.

Alice: Yo..

Alfred: Te daré tiempo para que recuerdes.

Mientras se retiraba de la habitación y se dirigía a su recámara - se dijo - no quiero forzarte otra vez, no quiero que tus primeros recuerdos juntos sean malos, recordando una serie de eventos.

Si, Inglaterra había renacido antes como hombre o mujer, su destino por el deseo de América era estar juntos y tener una familia, esto se alternaba el género, por el hecho de que ambos se amaban siendo hombres y su esencia de amor no cambiaría; su destino como algunas naciones era estar juntos desde pequeños y que sus recuerdos comiecen a relucir poco a poco, para que puedan asimilarlos y formar nuevos recuerdos, así fue hasta que en una nueva vida anterior cuando Inglaterra tenía que ser hombre creció lejos de América, la madre de Inglaterra se enteró por un joven de cabellos largos dorados sujetados por una cinta azul que su hijo tenía un triste destino: este pequeño esta atado a otro que se impondrá sobre sus sentimientos, crecerá por el bien del otro no por él, sus sentimientos serán manipulados y nunca sabrá que es la felicidad. Con esas palabras la joven madre se fue de su hogar con su esposo a otras tierras donde creció Arthur, si bien Alfred nació un año después sus recuerdos despertaron a temprana edad, ambos crecían sin haberse viste una sola vez, sin embargo, Arthur creció sin recuerdos o algunos fragmentos de estos, por su parte, Alfred buscaba intensamente a su amado.

Ya al pasar de los años lo encontró, si, al igual que Alice, fue algo sorpresivo de entre todos los países se fue a Oceanía, lo más alejado de sus naciones originales, cuando por fin se vio cara a cara con su amante de toda la vida, la reacción de Alfred no fue buena, quizás fueron los 20 años separados o el instinto carnal que no podía retener más, que una noche, la misma noche en que se reunió con Arthur por primera vez desde su separación, lo hizo suyo a la fuerza.

Mi deseo, Tu deseoWhere stories live. Discover now