Parte 17

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En la biblioteca, Alice encontró un diario de varios tomos con el nombre de Arthur Kirland - Inglaterra, al leerlo pensó que era un tema de historia sobre ese país, así que lo dejó.
El día había transcurrido almorzando y tomando una merienda con Alfred, comidas que ella había hecho, por la noche ella se fue a descansar a su habitación.
Alfred al subir a su habitación comenzó a cantar una canción de cuna:
Dulces sueños mi pequeño,
Si algún día nos separamos, ten por seguro que estaré esperando tu regreso. Tú tienes un pedazo mío, mi único y gran amor,  dulces sueños mi pequeño, tú eres la luz que me mantiene en medio de la oscuridad que es el mundo, se qué algún día te me apartaras, pero deja que en estos momentos mi felicidad seas tú.
Cuando hizo una pausa en la canción, sintió un jalón atrás de su polera, al voltear vio que Alice lo sujetaba con lágrimas en los ojos.
Alice: Cantala de nuevo...
Alfred: ¿Quieres oírla? Canta conmigo.
Alice solo afirmó con la cabeza, y ambos se pusieron a cantarla.
Alice: ¿Tú eras ese pequeño en verdad?
Alfred asintió con la cabeza y una dulce sonrisa. Alice lo abrazó y lloraba; lo cual fue correspondido por Alfred.
Alice: No se porque siento que quiero permanecer a tu lado... Te he buscado....
Alfred: Ya estoy aquí... Lo siento por la tardanza...
Ya al día siguiente Alice se levantó a preparar el desayuno, cuando sintió un gran peso encima de ella, al ver en su abdomen estaba el brazo de Alfred, si habían dormido juntos.
Alice: Alfred, despierta (moviéndolo) ¿Porqué éstas en mi cama?
Alfred: Buenos días... Ah sobre esto, no te acuerdas lo de ayer...
Alice: ¿ayer?
Alfred: Descuida no pasó nada, solo lloraste mucho y cómo estabas cansada caíste dormida por la fatiga, te lleve a tu habitación, pero al dejarte me sujetaste fuerte y me dijiste que no me fuera, así que dormí contigo.
Alice: yo....ah el niño...
Alfred: si, soy yo, te lo dije....
Alice: El hecho de que sean ambos la misma persona no te da derecho a dormir en mi cama.
Alfred: Lo siento, pero como tú...
Alice (sonrojada): Está bien, solo por esos recuerdos te lo pasaré.
Alfred: Bien, vamos a desayunar.
Alice: ve a tu cuarto a cambiarte.
Alfred: si, ya voy.
Así fueron transcurriendo dos días en los que los recuerdos de cuando fuera pequeño Alfred comenzaron a llenar la mente de Alice, además que, Alfred comenzó a dormir con ella con la excusa de que le cante la canción de cuna, a lo que ella accedía - replicándose - lo malcrie demasiado de pequeño.
Francia había acudido donde Mathew a investigar el paradero de Alfred, excusándose de que era por negocios, a lo que él otro le respondió que estaba de vacaciones en su casa en América, lo cual fue comprobado por Tina; Francia fue en su búsqueda cuando le informaron que él no estaba ahí. Se dijo asimismo - te tengo.
Ya en la noche, mientas Alice y Alfred descansaban, la joven tuvo un recuerdo de cuando se besaba con Alfred, miró con detalle su vestimenta y notó que era más antigua, ambos se abrazaban mientras se besaban, ante ello Alice despertó abruptamente en medio de la noche despertando a Alfred, él cual sorprendido prendió la luz solo para darse cuenta de que la joven estaba toda sonrojada.
Alfred: ¿Qué ocurre?
Alice (tapándose el rostro): Nada, vuelve a dormir.
Alfred se acercó a ella, le destapó la sábana que le cubría el rostro, a lo que la acarició suavemente y la besó, Alice se dejaba haciendo que las cosas fluyan, la recostó en la cama, mientas la besaba comenzó a acariciar la parte abdominal de la joven alzando la blusa que llevaba puesta, ella sintiendo ello, atinó a decir - basta América.
Alfred se sorprendió : ¿Qué dijiste?
Alice: Yo...yo....no se en que estaba pensando....
Alfred (emocionado): Estoy feliz (mientras la abrazaba).
Alice: Sueltame...
Alfred: No haré nada hasta que tú me lo digas, éstas recordando eso me emociona.
Alice sólo se recostó en la almohada pensando en lo que dijo. En la mañana Alice se levantó temprano a preparar el desayuno, ambos lo tomaron juntos, la joven miraba de reojo al chico y voteaba la vista cuando él se percataba, lo que le causaba risa a Alfred.

Mi deseo, Tu deseoWhere stories live. Discover now