Parte 15

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Alfred había citado a Arthur como si fuera un estudiante de literatura para que se reunieran y le diera una entrevista sobre los temas que el conocía; hay fue cuando el americano le dijo todo sobre su deseo a las hadas y que eran realmente, Arthur pensaba que el joven estaba loco por todo lo que comenzó a contar, aunque sentía una nostalgia al verlo, no obstante, se paró de la silla y se dirigió para salir de la habitación, ya no había nada que hacer pensó Alfred, no puedo perderlo otra vez, pensando en ello sujetó a Arthur y lo echó en la cama, el joven de ojos esmeraldas intentaba retirar de su encima al joven impertinente, pero no pudo, era evidente quien de los dos tenía más fuerza.
El joven de ojos azules se le acercó y comenzó a besarle los labios, procediendo al mismo tiempo a sujetar las manos de Arthur sobre su cabeza, mordió suavemente la oreja derecha del inglés, lo cual hizo que soltara un gemido suave, lo cual aprovechó para introducir su lengua en la boca del británico, se separó para que ambos respirararan - basta - atinó a decir Arthur ligeramente fatigado, Alfred estaba ensimismado y no le hacía caso, comenzó a desbotonar su saco y prosiguió con la camisa y el pantalón, mientras sujetaba los delgados brazos de Arthur con una de sus manos.
El inglés estaba asustado por el acontecer de esta reunión, no sabía que hacer, era evidente que él no tenía posibilidad de escapar de este chico que recién conocía, aún así no podía pensar en un dejavu, sin dejarlo meditar más, Alfred comenzó a tocar las tetilla del británico, tan rosadas y suaves en ese cuerpo blanco y delgado, tu cuerpo nunca cambia - le dijo - a lo que gemía por el estímulo que le causaba las manos del americano.
Alfred bajo los pantalocillos del inglés y empezó a ingresar dos a cuatro dedos, lo que hacia que este gimiera más grave, sin que ninguno pronuncie palabra alguna, el americano se introdujo en el cuerpo de Arthur, más y más eran las estocadas que le daba, se acercó a los labios del inglés que se tapaba la boca para impedir que salgan alguna palabra del mismo, sin embargo, Alfred la apartó y lo beso tiernamente, le dijo te amo, a lo que se apartó y continuó con las penetraciones al inglés.
Después de esa noche los recuerdos de Arthur comenzaron a florecer de manera violenta en conjunto, fueron varios siglos de vidas pasadas que llegaron a su mente, el americano estuvo con él en todo momento para explicarle la situacion, pero, el golpe de los recuerdos fueron tales que abrumó al inglés que tuvo que asimilarlo rápidamente, gracias a su carácter supo sobreponerse a todo ello y permanecer al lado de su amante.
De este hecho ya habían pasado dos vidas anteriores a la actual.
La situación se había repetido - pensaba Alfred - fuimos separados de nuevo.
Mientras tanto, en España Giovanni había acudido a una estación de la policía a poner la respectiva denuncia por el secuestro de Alice, de este hecho ya habían transcurrido dos días sin que los padres de la joven ni las autoridades se comuniquen con él, cuando ya sentía que estaba desesperado por la situación le llegó una carta, algo raro para esta época tecnológica, estaba dirigido para él, en el sobre no había remitente y solo decía que si quería información sobre Alice debía de asistir el día de mañana a una cafetería del centro para que le diga detalles, pero solo; el joven no llamó a nadie y estaba decidido a acudir a esa cita.
En la casa en Inglaterra, Alfred dejo salir de su habitación a Alice.
Alfred: vas a salir de este cuarto.
Alice: Me vas a dejar libre?
Alfred: Solo en la casa, si miras bien podrás ver que todo está bien resguardado y cerrado, además de que nos encontramos en medio de un bosque.
Alice (sorprendida): ¿Porqué haces todo esto?
Alfred: Te lo dije, debes recordar, esta casa te hará recordar.
Alice: qué casa? Si nunca he estado aquí.
Alfred: ¿qué quieres para desayunar?
Alice (enojada): ¿me estas escuchando?
Alfred: es que preguntas cosas que ya te dije, sabes que me aburre repetir las cosas.
Alice: haz lo que quieras, de verdad eres un niño.
Alfred: tengo 21 años, ya no soy un niño.
Alice: Entonces comportarte como uno.
Alfred: ¿Porqué te gusta iniciar discusiones?
Alice:Tu eres muy desesperante. Sobre el desayuno, solo quiero té.

Mi deseo, Tu deseoWhere stories live. Discover now