9

19 5 0
                                    






Le dije a mi abuela que me prestara el auto... Bueno. No es muy moderno pero al menos aún funciona. El cementerio queda un poco lejos así que ni modo de ir caminando. Y autobús no cogí porque por la calle donde mi abuela no pasaban. Tenía que ir caminando 20 minutos hasta la parada de autobuses y prefiero no perder tanto tiempo.

Así que ella se ofrece a prestarmelo con la única condición que la cuidara demasiado. Es un regalo que le había dado mi abuelo. Dos años antes de que él muriera y uno antes cuando mamá había nacido. Nunca conoció a mi abuelo. Solo tenía unas fotos y ya. Tampoco tuvimos comunicación con la familia de él ni mucho menos fueron al velorio... Solo era mis dos tías, mi mamá y mi abuela. Nadie más.
Es triste. Siempre hemos sido una familia pequeña. Pero la amo demasiado como para no valorar todo lo que han hecho y han ejercido en este tiempo.
Es muy extraño, nunca conocí al abuelo porque joder. Han pasado casi 50 años. Pero siempre he sentido el taquito de que lo tengo cerca, o que lo he visto y es esa sensación tan tranquila y tan llena de paz.
No lo sé. Hasta he llorado porque me digo a mi misma que lo extraño. Que quise siempre conocer a mi abuelo...

Es que he estado en un dilema desde que tenía 17 años. Uno no llora por las personas que no conociste, lloras por las personas que siempre han estado ahí.
Pero cuando eres pequeño, no lloras aunque haya muerto alguien cercano.
Los niños no es que no tengan emociones. Solo que creo que desde los 6 tienen más uso de razón y entienden más esas emociones hasta que las experimentan. No lo sé. Que venga un psicólogo o alguien que entienda y me explique. Sería muy relativo. Tal vez.

Cuando pensaba en estas cosas (cuando entran en mi cabeza les aseguro que me da la intriga. ¿O tampoco les pasa?), pare en un semáforo y salí de todo pensamiento para no causar algún accidente u otra cosa...
Me quedé viendo las calles, desde que llegué no había salido. Llueve mucho aquí. Pero hoy como que no se le dio. Está el sol pegando como pegamento. Porque quema demasiado, aunque hace demasiado frío aquí. Entonces mientras miraba la gente cruzar, los pequeños edificios... Me detuve por un momento al observar dos personas que estaban a la izquierda y me pareció extraño. Claro. Era extraño porque...

—¡Oye! Vieja lenta. El semáforo a cambiado.

Escuché un grito que provino de un auto de atrás mío.

No hice escándalo (aunque me hubiera gustado) pero más bien le saque mi dedo de el medio y seguí mi camino.

Cuando iba a volver a ver a esas dos personas ya no estaban en mi campo de visión.

Dure 30 minutos más conduciendo...
Bueno. 1 hora porque me quedé dando vueltas y mirando todo el cambio que dio esta pequeña ciudad en todos estos años. Literal. Ya no me quiero ir de aquí.

Estaba tan entusiasmada que al rato me cayó un balde con hielo porque tenía que volver a la realidad. Tenía mi vida en Londres. No me podía venir así como así...
La verdad sólo me quedaré por dos meses aquí y volveré. Ayudaré a mi abuela con algún trabajo que me puedan dar y luego lo que recoja lo daré para irme a conseguir otro apartamento. La verdad no quiero saber de mi hermana. Ni de nadie.
En serio que he estado pensando también en volver a la universidad y seguir estudiando. Aunque tenga 23 y me tome 5 años en terminar la universidad pues lo haré. Punto. Yo puedo. Lo sé. Solo que no sera fácil. No tengo el apoyo que tenía antes de mi padre. Antes de que pasara todo...

Entonces mientras dure 1 hora dando vueltas sin rumbo llegué al cementerio.

Compre unas flores de Jasmín. Si, eran sus favoritas.
Y me las prepararon al rato.
Entro al cementerio con ellas ya y a los 3 minutos estoy al frente de la lapida de mi madre...

— Hola mamá...

Es demasiado raro decir esto. Hace años no vengo. Hace años no le hablaba. Hace años no estaba muy preocupada por ese tipo de cosas que ya nos van llegando de apoco. En ese entonces no me preocupaba tanto luego de la muerte de mi madre.
Pero ahora que estoy acá me siento débil hasta el hecho de llorar y nunca parar.
Porque en serio me doy cuenta de cuanto la necesito hoy. Y cuando la he necesitado.
En serio duele mucho.
Las lágrimas no demoran en llegar y solo lloro mientras limpio la lapida y pongo las flores nuevas.

LA PROMESA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora