13. Un Recuerdo.

27 6 11
                                    




Salí de mi estado de shock y proseguí presionar el botón para salir del ascensor. Salí de allí y las personas que me habían ayudado a subir y a organizar todo, me estaban esperando...

Al rato me ayudaron a finalizar por organizar, les agradecí y se fueron.

El apartamento estaba casi listo.
Solo faltaba una cosa: pintar el cuarto.
El cuarto aún no estaba organizado. En estos momentos quisiera que Venus estuviera acá para ayudarme a pintar y a organizar mi habitación.
En serio que extraño a mis amigas...
Son las únicas que estuvieron para mí.
La verdad que no necesito de más amistades solo por el miedo de que una de ellas me vaya a fallar y me quedé sola. No, nunca fue eso y no necesite eso. Porque cuando llegaron a mi vida solo dije que era lo único que quería y que sabía no se irían de mi vida fácilmente. Obviamente ellas no se fueron. Aún siguen. Solo que yo me fui y me aleje...
Si vas a tener una amistad ten esa amistad. Pero no la desaproveches, no la cambies y no te llenes de personas que dicen ser tus "amigos". Porque no lo es. Te tienes a ti mismo y más cuando tienes a personas que al fin y al cabo estarán. Pero tenés la decisión.
Y ten en claro que no deben estar delante ni detrás de ti. Todos al mismo ritmo. Con diferentes metas u objetivos, pero siempre juntos logrando las cosas.
Es bueno decir esto.

Estoy empezando a pintar el cuarto, claro está, que debo colocar plástico y periódico en los estantes, cama y demás.
¿Quieren saber de qué color pinté mi cuarto? De amarillo. Pero no ese chillón. Solo un amarillo claro. Y es que es muy suave. Me transmite tranquilidad.

Me baje de las escaleras y dejé la pintura para poner música. Cuando la iba a poner tocaron a mi puerta.

— ¡Ya voy!— grite y pause el reproductor. Si comenzaba la música les juro que no abría la puerta. Es que pues, me encanta tener la música alta. ¿A quien no le gusta? Cuando estás solo y pues pones lo queras, haces lo quieras. Casa sola, lo mejor. Llegué a la puerta y la abrí.

— Hola, disculpa. —Me sonríe, y veo que tiene en sus manos un pastel.— Ahora había comprado está torta para ti. La verdad nunca pensé que serías tú. Me alegra que vayamos a ser vecinos.

— Oh, muchas gracias Hans, ¿Quieres pasar?

— ¿Puedo?— dice un poco tímido. Aunque no tanto. En serio no lo puedo evitar y me sonrojo.

Siento que me quedé sin aire y toso—— Esté... Claro, pasa. Eres bienvenido. Y de nuevo, muchas gracias por el pastel.

Termino de abrir la puerta para que pase y el olor de su perfume queda adherido a mis poros. No exageradamente. Pero si siento que quedó en mi. Imaginen mi cara, como si estuviera en las nubes, así como cuando pruebas algo extremadamente delicioso por primera vez.
Pero bueno, tuve que espabilar. No quiero saber si volteo a ver mi cara de estúpida.

— Deja el pastel en la nevera, por favor.

— Está bien.—— él la lleva y me quedo viendolo... ¿Donde te abre visto? En serio que me es muy familiar. Pero no puedo recordar. Es como si viviera lejos de mi. Pero que siempre estuvo cerca. Es raro. Yo ni misma puedo explicar esto. Si, es bien inefable lo que siento cuando estoy cerca de él. Y eso que no llevamos mucho de conocernos.— ¿Y ya terminaste de organizar el apartamento? Te ha quedado muy lindo.

— Si, solo estoy pintando mi cuarto. Ya solo lo dejare así. No me gusta tener muchas cosas.





Hans Pine.

Me siento nervioso. Puede que no se note. Pero lo estoy y más me pongo nervioso por la forma en que ella se me queda viendo.
Lo mismo paso en el ascensor. No sé si me abra recordado, pero tonterías. Si no ya hubiera dicho que me recordaba. O bueno, tal vez si me recuerda. Solo que no me reconoce.
Cuando entré también se me quedó viendo extraño. En serio me siento feliz, pero extrañamente la encuentro muy graciosa.

— ¿Quieres que te ayude? No tengo nada que hacer. Además, sería bueno que fuéramos amigos.

Ella por un momento dudo pero luego sonrió y dijo:

— Está bien. Si, sería bueno tener un amigo.

Dios, que mujer tan bella.





Aline Jennings.

— ¿Estás estudiando?

— Si, estoy estudiando Administración en hotelería. Algún día quisiera tener mi propio hotel.

— Genial. Es bueno. Ojalá y lo logres. En un futuro, cuando tengas tu hotel. Seré la primera en ir.—— me río un poco e igual él, nos miramos por un momento y luego volteamos el rostro. Vaya, que tensión...

Después de un rato y después de hablar de varias cosas. Sin mencionar familia, sin mencionar nada relevante. Terminamos.

Ya era de noche y me ayudó a guardar todo. Me ayudó a organizar los libros, fotos...

— ¿Quien es él?

Me muestra un foto de Hans y yo.
Fue en verano del 2006 Teníamos 10 años. Donde éramos felices.

— Hans... Mi primer amor.

— ¿En dónde está él ahora?

— No lo sé bien. Cuando paso aquello con mi hermana—— lo mire un poco decepcionada y me entendió hay mismo, suspiré antes de proseguir.—— me fui para Canadá... Obviamente lo primero que pensé fue: quiero volver a verlo. Reencontrarme con él. Decirle que lo lamento, que no debí obligarlo a prometer algo así. Que debimos haber estado comunicados. Y que lo había hechado de menos todos estos años. Y luego me enteré por mi abuela que se habían venido para Inglaterra. Bueno, no sé cuál es la razón... O bueno, si lo sé. O tal vez esto delirando. Pero debo encontrarlo.

Me quedé mirándolo y él no me estaba viendo, se había quedado mirando un punto fijo. Estaba tenso, estaba apretando sus manos y luego prosiguió a cerrar sus ojos.

— ¿Cuando estuviste allá no pasó nada?—— abrió los ojos. Luego me miró y lo juro, vi preocupación en ellos.

—Nada... No me pasó nada. — Es muy raro que haya preguntado algo así. Pues si, obvio que paso un montos de cosas raras allá.

— Aline...

Un recuerdo. Un recuerdo llegó a mi mente...

— Aline...

Hans estaba llorando mientras lo veía por la ventana del carro.

— Por favor, nunca me olvides.

Sé que no lo hará. Me refería más a que no olvidará la promesa.
Y me puse a llorar. Mi padre me abrazó, mi hermana estaba agarrando mi brazo y el auto arrancó. Dejando atrás un pedazo de mi vida en Canadá.

Lo que menos pensé que haría fue lo siguiente.

Me abrazó. Lo hizo con la fuerza como si tuviera miedo de soltarme. O que si por un momento me iba a escapar de él.

Y si, en serio que me sentí de nuevo en casa. Aunque no se porque se me es tan familiar él.

— Lo siento...—— dice cuando me está soltando.—— no debí hacer esto.

Pero yo si debo hacer esto para estar segura de algo.

— Yo lo siento... —— le digo y tomo su rostro entre mis manos y lo beso.

Se me escapa una lágrima y no lo puedo evitar.

Hans... Te extrañe.
¿Pero por qué me mentiste y no me lo dijiste?













No olviden darle amor.
¿Que les pareció? Comenten.
Los estaré leyendo.

LA PROMESA Where stories live. Discover now