13.- Condiciones II.

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El día anterior lo pude utilizar para escribir, pero increíble o no, tuve a Nate pegado todo el día conversando, viendo friends y acompañando en silencio.

Y aún más increíble, sin molestar. Tal vez lo hacía porque estaba enferma, de todos modos no se me había ocurrido tratar el tema de la pelea con su padre.

Hasta que se me ocurrió.

—Nate.

—Sí. Ese es mi nombre.

—Qué tonto eres —el chico río y alzo las cejas haciendo un ademán para que siga hablando.

—¿Puedo preguntar algo? Además de esta pregunta, claro.

—Chica lista —rio dejando su teléfono y mirándome— ¿cuál pregunta?

—¿Por qué peleaste con Kyle? Si es muy privado no hay problema, pero es que es muy raro que...

—Por ti.

¿Qué?

—¿Por mí?

¿Qué?

—Llegué un poco pasado de copas, entré por la puerta principal, mi padre me vio y directamente te echó la culpa a ti.

—¿A mí? ¿Y yo por qué? —agudicé la voz haciendo que Nate ría ligeramente.

—Porque por algún extraño motivo cree que eres una mala influencia para mí, pero buena para mis hermanos. Y al final terminé hasta... Bueno, eh...

—Termina de hablar hombre —amagué un golpe pero el sonrió y me detuve.

—Le reclamé porque te despidió. ¿Bien? Por eso también fue. —yo lo miré y sonreí. Sonreí en grande y no pude evitar estirar mis brazos y sostenerlo en un fuerte abrazo.

—Hey no, fuera de aquí mocosa. ¡Estás llena de gérmenes! ¡Deja de tocarme! —se quejó tratando de soltarse y yo reí recostándome de nuevo.

—Gracias por defenderme.

—No te defendí.

—Sí que lo hiciste. Y gracias, pero no debes pelearte con tu padre por eso. Deberías ir a tu casa hoy y hablar con él.

—No sabes cómo es mi padre.

—Déjame decirte una cosa, conozco una pequeña parte de tu papá. Pero tú no conoces al mío. Así que sé feliz con Kyle.

—No puedo ser feliz con mi padre.

—Sí puedes, solo ve y háblale.

—No es tan fácil.

—Nada es fácil en esta vida.

—Para ti nada lo es.

—¿Quién dice?

—Yo.

—Eso no vale. Tu límite de extremo ha sido salirte por el patio trasero de la casa para ir a un partido de basket.

—Eso no es cierto. También fui al parque de diversiones —me miró y yo empecé a reír.

—Necesitas salirte de esa burbuja.

—Sé mi aguja.

—¿Aún quieres viajar, Nate?

—Te lo planteé, sigo esperando una respuesta afirmativa.

—Sí.

—¿Sí qué?

—Sí viajaré contigo.

True ColorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora