29.- Donatello.

860K 63.4K 111K
                                    




—Esto se está tornando incómodo —hablé luego de mirarnos por... No sé, muchos segundos.

—Lo sé —rio levantándose y me jaló un poco ya que no había soltado mi mano.

—¿A dónde vamos?

—A ser felices —entonces nos miramos y empezamos a reír como desquisiados.

Pero no habíamos caído en el hecho de que estábamos en un lugar público, pero prohibido por las noches. Lo notamos cuando Joey el vigilante, apareció en la otra esquina del campo.

—¿Nate?

—¿Sí?

—¿Sabes correr verdad?

—Sí.

—¡Pues corre! —lo jalé de la mano y salimos corriendo para trepar la malla y salir de ahí.

Felizmente Joey era un vigilante de adorno. ¿A qué me refería? Era un gordito bonachón que no corría ni dos metros.

Pero si me reconocía, podía contarle a mi papá, y ahí sí que estaría en problemas.

Corrimos lo suficiente para terminar cerca del parque donde ya no quedaban niños, ni siquiera mis hermanos.

Nos sentamos en las bancas a respirar un poco y recuperarnos. Automáticamente recordé las ultimas crisis de asma que habían atacado a Nate y me acerqué.

—¿Todo bien?

—Sí, solo corrí mucho. Tranquila —rio respirando irregularmente.

—Pero el asma...

—El asma está controlado hace muchos años. Las crisis que me dan no son siempre. En realidad solo me ha pasado durante este año... Desde lo de June —habló más tranquilo.

—A Luca le pasa lo mismo, y él hace natación.

—¿Luca? Woah.

—Sí, ¿por qué crees que sé manejar tus crisis? Mi hermano tiene asma desde los cinco. Aunque la natación ha ayudado.

—Lo sé, es genial —dijo con una gran sonrisa en su rostro— Yo puedo hacer cualquier tipo de deporte. Mi asma es leve. Solo que supongo que se activó por todo lo que ha pasado —encogió los hombros apoyando sus manos en su estómago.

—¿Regresamos a casa? —pregunté parándome.

—Sí —sonrió levantándose también.

Y empezamos a caminar, con un par de risas y empujones. ¿Cuándo había cambiado tanto la relación?

Ambos riendo sin pelear, él conociendo a mi familia. Todo esto resultaba tan extraño y hasta me hizo ridículamente considerar lo que mi madre había dicho.

Claro que sí, campeona.

—Chispita —me golpeó la frente haciéndome reaccionar.

—¿Qué?

—¿No me estás escuchando?

—Eh... No, lo siento —reí rascándome la nuca— ¿Qué decías?

—Que tu madre nos está vigilando por la ventana.

Giré disimuladamente, y así era. Habíamos llegado a casa y estábamos en la puerta sin hacer nada. Bueno, Nate hablaba, pero yo había estado desconectada.

—Mamá tiene la tonta idea de que terminaremos juntos y está ahí para "confirmarlo" —reí rodando los ojos.

—Estamos juntos.

True ColorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora