17.- México - DF. Felicidad.

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ANUNCIO. (LEER ESTO ANTES DE SEGUIR BAJANDO).

No me pongan "LOS MEXICANOS NO HABLAMOS ASIII" porque ya lo sé, lo escribí guiándome de internet y con lo poco que sabía de Mexico, así que les pido encarecidamente que si van a comentar cosas como "NOS ESTÁS DENIGRANDO" "ERES LA PEOR" "LA SEÑORA DE LA TAQUERÍA ES TODO MEXICO, Y COMO ELLA DIJO ESO, TOOOOODOS LOS MEXICANOS HABLAMOS ASÍ" no lo hagan.
No se preocupen, esta parte ya está editada para la versión en papel de True Colors junto a varias amigas Mexicanas (que son del lugar). Así que POR FAVOR no me vuelvan a recordar que lo hice mal.
Buena lectura. Bai.

—¡Por favor, por favor! ¡Por favorcitooooo! —alargó sacudiendo mi brazo— ¡Solo dame un besito! ¡Solo uno, Abs! Vamoooooos.

Y volvió a sacudir mi brazo. Yo simplemente no podía creer lo que estaba pasando.

No sabía que hacer, sentía que no debía hacerlo, pero también quería.

Oh, qué está pasando aquí.

—Bien, no me des nada —sacó el labio inferior y bajo la cabeza. Pero inmediatamente la levantó y prácticamente me robó un pequeño beso en los labios— mejor te lo doy yo —rio como un niño pequeño y corrió al ascensor.

Me quedé helada.

Nota para mí, no volver a acercar a Nate Collins al alcohol.

Caminé rápidamente al ver que había presionado el botón y entré al ascensor con dificultad, suspirando con alivio al llegar.

El ascensor marcó el piso y lo jalé hasta la habitación. Al intentar abrir la puerta, Nate se me resbaló y se cayó de cara.

Tenía los ojos cerrados hasta que oí que se quejó sin levantarse del piso.

—Oops, lo siento —reí bajito entrando a la habitación dejando mis cosas sobre la cama para luego volver y ayudar al chico a levantarse.

—Me duele la cara —se quejó mientras caminaba y se volvía a echar de cara contra su cama.

—No señor, levántese. Te vas a duchar, con agua fría —lo jalé y lo empujé hasta el baño— te lo mereces.

—Buenas tardes, ¿podría subir un café a la habitación 353? Gracias —aclaré la garganta y colgué al teléfono.

Lo oí toser desde la ducha y fruncí el ceño, pero no le di más importancia y esperé a que saliera para ducharme también.

El chico salió rápidamente y entré a ducharme oyéndolo toser de nuevo.

Oí la puerta abrirse y luego se cerró, supuse que era el café, así que le dije a Nate que lo tomase y luego salí cambiada.

—No vuelvas a tomar, ¿oíste? —mencioné enojada tomando mi celular.

—No fue mi culpa, ese rubio teñido me dio esa cosa roja y... Tú estabas bailando, así que tomé un poco —mostró el labio inferior haciendo un mueca luego de darle un trago al café— No me gusta, ew —dejó el café en la cómoda y volvió a toser.

Me acerqué a él y toque su frente, no tenía signos de fiebre, pero esa tos seca seguía y empecé a oír un leve silbido en su respiración. Abrí los ojos en grande y corrí hacia la maleta de Nate buscando el inhalador.

—¿Nate, dónde está el broncodilatador? —Él me miró y lo sacó de su bolsillo, corrí y lo tomé— ¿Puedes recostarte? —él volvió a toser pero asintió echándose— bien, ahora levántate.

—Abby —habló tosiendo y empezó a respirar por la boca.

—Cállate Nate, no hables. Y respira por la nariz —le tapé la boca e instintivamente empezó a respirar por la nariz— solo respira, tranquilo —mencioné acariciando su espalda, me acerqué y le entregué el inhalador.

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