Amenazas

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Al día siguiente

NARRA TAMARA

*Suena el teléfono*

- Alo?

-Voz: escúchame bien estúpida, no te saldrás con la tuya, no te quedarás con lo que es mío, está guerra apenas comienza, así que atente a las consecuencias.

-Perdón? Te equivocaste de número? Quién eres?

-Voz: Estás advertida Tamara -dijo esa voz femenina que se me hacia un poco familiar y colgo.-

Me dejó helada esa llamada, sentía mis manos y mis piernas temblar; no sabía qué hacer.
¿Quién era esa persona? ¿Qué quería? ¿Advertida de qué? No entendía nada.
Deje mí teléfono a un lado y fui a darme una ducha.

*Suena el timbre*

Voltee algo nerviosa, baje las escaleras y me asome a la puerta; la abrí muy despacio y grite "¿Quién?"

Voz: Amor, soy yo, Mariana.

Un alivio corrió por mí cuerpo y abrí la puerta por completo.
Ahí estaba Mariana con unas bolsas en las manos.
Traía puesto un short blanco, una camisa corta a cuadros y esa sonrisa suya que tanto me gustaba.

-Mari, hola cariño, creí que vendrías a la hora del almuerzo.

Mariana: Si, pero no pude aguantar más las ganas de verte y quise venir antes, ¿Estabas ocupada mí amor?

-No, no es sólo que estoy algo nerviosa, ven, pasa para explicarte mejor.

La tomé del brazo para sentarnos en el sofá y conversar, le conté de la llamada de esta mañana y Mariana se puso pálida. Ninguna de las dos sabía qué hacer así que solo me abrazó y me aconsejó que no respondiera el teléfono si no sabía de quién era el número.
En las bolsas que traía Mari estaba el desayuno, así que nos sentamos a desayunar, estuvimos viendo películas toda la mañana y en la tarde la lleve a almorzar.
Después del almuerzo fuimos a caminar tomadas de la mano, la gente nos veía de forma extraña. Pero, eso no nos importaba.

Mariana: ¿Quieres que vayamos por un helado? -dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

-Jajaja, si amor.

Escuché un flash cerca a nosotras y voltee pero, no había nadie, solo gente pasando.
Fuimos por el helado y seguimos paseando.
Cuando se hizo tarde me llevo a casa y se quedó a dormir conmigo.

.....

Y así pasaron los días, no supe nada de la persona que me llamó para amenazarme.
Por otro lado, Mari y yo nos enamorabamos más cada día.
Valentina, Lucía y yo salimos y volvimos a estar unidas; todo marchaba a la perfección.
Así fueron pasando semanas.
Yo regresé a clases y Mariana también así que no nos veiamos muy seguido pero, nunca pasaban dos días sin vernos así fuera por un rato.
Pasaron meses y sin darme cuenta ya tenía un año de noviazgo, mí primer año de noviazgo con Mariana.

El Último AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora