Sabueso Infernal

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Jordan Parrish había sido por mucho tiempo la 'niñera', oficial de Stiles.

Incluso tenía honores y reconocimiento por ello.

Cuando comenzó a Trabajar para El Sherif Stilinski, era un pasante de Universidad en busca de un trabajo tranquilo; había llegado a BesconHills por coincidencia y dado que lo que había estudiado era algo referente a la justicia, toda su vida giraba en torno en ella.

Cuando Stiles dejo de ser un niño de 15 años y tras un año de cuidarlo como a un hermano pequeño, le fue imposible controlarlo.

Después de que Derek Hale apareciera en la vida del menor y también después de ser el hombre más buscado en B.H. , el Sherif lo había dejado descansar de sus vueltas rutinarias por la preparatoria, para asegurarse de que Stiles no estaba metido en algo grave.

Pero había conocido a una menuda muchacha de ojos grandes, expresivos y melena rojiza que a veces le robaba el sueño.

Poco a poco y tras descubrir su condición sobrenatural, comenzó a pasar tiempo con la manada de Hale y por lo consiguiente con esa joven.

A veces se veían para ayudarla a agudizar su sensibilidad o para que ella lo ayudará a él a lo mismo.

Ambos eran los protectores más grandes que tenía el pueblo, puesto que una predecía la muerte y Parrish era el perro guardián de todos.

Básicamente sí uno sentía algo, el otro debía investigar quien, intentar protegerlo y decirle a la manada sobre lo que la Banshee sentía.

Eran básicamente el dúo perfecto y eso no hizo más que avivar el fuego que corría en el corazón de Parrish por Lydia.

"Escuché que Derek ha ido con Stiles a ver la Casa Hale para reconstruirla"

La voz de Lydia interrumpió el silencio; Parrish dejó de beber agua para observarla.

"¿De dónde ha salido ese rumor?"

"Erika" Lydia pinta sus uñas de un color púrpura bastante lindo, Jordan intenta apartar la mirada de su figura perfecta, sentada sobre una silla.

"Pues no lo sé y lo que Derek Hale haga con su vida es cosa suya" murmura de mala gana, no le gustaba cuando Lydia le prestaba demasiada atención al alfa, llamese celos o no, así era.

Camina en dirección a dónde se encuentra ella para estirar sus brazos y mirarla intensamente.

"Vale, no me gruñas, cachorrito"
Se burla Lydia mirándole a los ojos cerrando su barniz.

Parrish hace brillar sos ojos en flameantes llamas en advertencia.

"Está bien. Ya. Vamos a seguir"

El entrenamiento de Parrish debía ser en total aislamiento y con un extinguidor cerca, puesto que podía lastimar a alguien, incluso a sí mismo.

Algunos contras del oficio de ser el Sabueso Infernal.

-Lydia también se sentía atraída por él y ese era su secretito-

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