||Un gran poder conlleva una gran responsabilidad||
Harper es una niña nacida en HYDRA. Su padre es obligado a experimentar con niños que tienen problemas de salud, entre ellos Harper.
Pero deberán escapar si quieren salir con vida.
Harper y dos al...
-Harper, ¿me escuchas? -Si, ya estan enterados. -Ok, a la cuenta de tres, al mismo tiempo alzaremos el muro y ellos tendran que salir por abajo, ¿de acuerdo? -Si -¿Lista? ¡1... 2... 3!
Tanto Steve como Harper alzaron aquel pedazo de concreto enorme que cubría la única salida para los civiles. Cuando hubo un espacio suficiente para que ellos pudieran salir, Harper les dio una señal y ellos comenzaron a salir uno a uno.
Pero siempre cuando intentas hacer algo bueno, viene lo malo.
Un robot, pocos de los que quedaban, entró por una de las ventanas rotas que había en el edificio golpeando a Harper y llevándosela con él, provocando que el edificio temblara y Steve perdiera el equilibrio y dejara caer el muro pues era demasiado pesado para él.
-¡Harper! ¡Harper! -Estoy bien -respondió la niña levantándose del suelo y limpiando sus jeans- estaré algo ocupada.
El robot se volvió a lanzar contra Harper pero se defendió usando la fuerza de un oso gracias a su campo morfogenético. Peleó cuerpo a cuerpo contra el robot hasta que él la golpeó en la cabeza contra el pavimento y se desmayó. Harper tenía un poco de sangre en su frente, dondela habían golpeado, mientras yacía inconsciente en el suelo, y desprotegida.
El robot se acercó a ella dispuesto a acabarla, pero un valiente chico, capaz de poner su vida en riesgo por otros, se colocó de pie, tomó una gran roca y golpeó al robot en la cabeza acabando con el. El joven se acercó a la niña, que yacía inconsciente en el suelo, para ver si estaba con vida, extendiendo sus manos hacia ella para checar su pulso. Un sentido de alerta de Harper se encendió, avisando de una posible amenaza muy cerca de ella, Harper sacó sus garras y las enterró en el pecho de su atacante mientras sus ojos se iluminaban de un color amarillo. Estaba cegada por el miedo y el temor a ser atacada que no se percató que a quien apuñalaba era un civil. Uno inocente.
Cuando vio los ojos de dolor y sufrimiento del chico, la sangre que salía por su boca y como ella hacia presión en sus garras sobre el estómago de el, se detuvo.
Sin decir algo, sin emitir una palabra, sin despegar su mirada del chico, que poco a poco se le iba la vida, retrocedió.
-¡Harper! ¿¡Me oyes!?
Pero ella no contestó.
-¡Harper!
Ella había asesinado a un joven inocente. Un joven que contribuyo a tratar de salvar Sokovia. Un joven que tenía un futuro por delante y que no había cumplido sus sueños.
Los cimientos del edificio cedieron y poco a poco el edificio colapso. Harper seguía echa bolita en su sitio mirando el cuerpo mientras los otros civiles vivos gritaban de temor al sentir el edificio vibrar.
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