Capítulo 5

92 5 5
                                    

No puedo ser más idiota

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

No puedo ser más idiota.

Un hombre de treinta años, ¿cómo he llegado a esto?

Soy un imbécil. No recuerdo haber tenido un momento tan bajo como este. El papelón de mi vida. Exagerado quizás, pero no por ello menor. Me merezco las risas, soy un imbécil, no había más que hacerle.

¿Por qué no se me pudo ocurrir preguntarle a alguien más antes? Intentar de confirmarlo, evaluar la situación, incluso preguntarle directamente a Lolo quién era la chica. Pero no. Tuve que ser un maldito niñato impulsivo e ir por ella.

¿Por qué no puedo controlarme?

Pareciera que volví a la adolescencia donde todo era chismes, y mira como aquel hizo tal cosa... y has visto como aquella esta... y viste que le paso a él... y por supuesto, siempre por detrás generando más embrollo y altercado. ¿Acaso no había aprendido nada todavía? Al parecer la sabiduría no viene con los años, por lo menos hasta ahora no me había llegado. Ni un mínimo control para la impulsividad al parecer.

Tuve que seguirla, estúpidamente tuve que hacerlo. Tuve que ir a buscarla y arrastrarla en busca de explicaciones.

Desde que había llegado la miré evaluando cada uno de sus movimientos como un loco psicópata. En mi cabeza no había duda que era su novia. La veía hablando con uno y otro chico y me hervía la sangre como si me estuviera haciendo algo a mí. Que imbécil, por Dios.

Ni una vez había pasado por mi cabeza que no fuese su novia. En cuanto la vi irse con él no hice más que sumar dos más dos, y por supuesto estos no daban cuatro. ¿Cómo no lo vi? ¿Por qué ni siquiera pensé que podía ser otra cosa? Aquí estábamos por ser tan tontamente impulsivo.

La chica había jodido mi cabeza, no sé qué extraña magia poseía que destrozo todas mis neuronas. Ni siquiera sé por qué estaba tan enojado. Lolo ni se inmutaba por lo que hacía, desde que llegué ni los había visto a un metro de distancia uno del otro, y por supuesto, si era su hermana. ¡Hermana!

En vez de estar relajándome, tomando unas cervezas, escuchando algo de música, conociendo más a los chicos, quizá no bailar, pero podía divertirme con algo más, pero no, tenía que estar acosándola como un loco pervertido. ¿Por qué carajos tuve que meterme? No era mi maldito problema. ¿Acaso no había aprendido nada de la vida todavía?

Métete en tus propios asuntos Declan.

—¿Puedes parar ya?

Ya llevaba lo que parecían varios minutos riéndose a mis costas y comenzaba a molestar. Todo ser humano tenía sus límites y había pasado los límites de la humillación hace demasiado tiempo.

—No.

Ahora podía ver cierto parecido. Demasiado vergonzoso, pero realmente tenían muchas similitudes si uno se para a pensar. Todo por no saber parar un minuto y reflexionar al respecto. Los dos eran castaños, tenían rasgos similares en el rostro, ojos del mismo color azul, quizás tonos distintos pero formas muy parecidas, tupidas pestañas, narices respingonas... ahora que paraba a pensarlo estaba a la vista, tenía el aire de hermanos. No voy a mentir, eran como ver la versión del género opuesto entre ellos.

OffSideWhere stories live. Discover now