Capítulo 9

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El día había sido una total locura

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El día había sido una total locura. Odiaba las mudanzas más que nada, me ponía de los nervios tener que estar coordinando fletes, cuidando que nadie rompiera nada, viendo que todo llegara, comenzar a ordenar y encontrarle un lugar a todo...puede que haya tenido más de mi cuota de mudanzas en mi vida, pero no por ello me acostumbraba al caos que representaba.

Hasta el momento había estado de hotel en hotel paseando mientras el club me asignaba un luego lugar para vivir, demoro más de lo que me gustaría, pero al parecer la casa en la cual nos habíamos puesto de acuerdo que viviría tuvo un enorme problema de tuberías. Días antes de que me mudará hubo una gran lluvia y el desastre salió a la luz. La moderna casa que había escogido luego de un gran recorrido se vino abajo, literalmente. El medio techo de la cocina se desplomó casi que totalmente. Todo lo que parecía bonito y bien cuidado en la primera visita se transformó en humedad, malas instalaciones y tubería vieja. Tendría que haber llamado a mi hermana para que se ocupara de buscarme un lugar para vivir, ella como arquitecta tenía buen ojo, pero no, tuve que hacerme el independiente y encargarme solo.

Así que aquí estaba, mudándome a uno de los apartamentos del club de manera indefinida, encargándome de la mudanza porque aún no conseguía un ama de llaves y posiblemente tuviese también que buscar un nuevo manager/asistente, ya que el actual demostraba para lo poco que servía.

Buena forma de arrancar la temporada. El mejor de los augurios.

Estaba siendo un quisquilloso niño rico, lo sabía, pero uno se acostumbra rápidamente a las comodidades, y ni siquiera en mi primer pase había tenido que ocuparme totalmente de esto, siempre había alguien que hiciera las cosas por mí, yo solo llegaba y me acomodaba. Imagínense, si eso me molestaba, como estaba ahora. Desbordado, eso es.

Para completar el ascensor continuaba averiado.

Maldita porquería.

Sí, quizá todo esto no era lo único que me tenía de malhumor.

Esa estúpida porquería tuvo que romperse conmigo y ella adentro. De todas las personas que viven en este edificio teníamos que ser justo ella y yo. Esa mujer iba a terminar volviéndome loco. Y el odioso destino no dejaba de ponérmela en medio del camino.

Estaba ignorando todo lo que había pasado. O por lo menos trataba de hacerlo poniendo mis energías en este estúpido caos. Pero jodido sea si podía sacar esos endemoniados labios de mi cabeza.

Su ataque de pánico había sacado la mierda fuera de mí. No tenía idea de que hacer, me desesperaba verla tan indefensamente perdida. Trate de sacarla de su propia cabeza, sabía que el mayor problema en un ataque de pánico era el control mental. Nunca había tenido uno como tal, solo algunos pequeños ataques de ansiedad en mis comienzos, e hice lo que pude hasta que me quedé sin ideas. Cuando parecía volver a tener el control se perdió de nuevo y estaba aterrado de que cayera en un espiral otra vez. Ni siquiera fue algo razonado, simplemente la besé.

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