Capítulo 9: Confrontación

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Jagger cerró la puerta tras de sí al salir de la casa y empezó a caminar.

El cielo de la tarde estaba despejado y el sol, de un color naranja y cálido, aprovechaba para esparcir su luz por toda la avenida antes de esconderse en el horizonte. Había una que otra persona caminando por ahí, pero el tráfico de coches era apenas un poco más transitado de lo normal. Excepto por esto último, todo se encontraba muy tranquilo... como usualmente era.

Eso no le sorprendió a Jagger. La calle en la que el farcram los atacó estaba vacía y no había percibido a nadie en las cercanías. Solo se había movido del lugar por precaución. De todas formas, aunque alguien los hubiera visto, tenía mayores problemas que resolver.

Cuando los farcrams se dieran cuenta que uno de los suyos estaba muerto, sin duda actuarían. Le esperaba una larga noche.

La torre del reloj mantenía su postura inmóvil, pero el ambiente estaba tenso

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La torre del reloj mantenía su postura inmóvil, pero el ambiente estaba tenso. De hecho, toda la ciudad parecía estar temblando, esperando por algo. La única figura completamente tranquila, se encontraba invisible gracias a la altura prominente de la torre. El cielo estaba despejado, así que la luna no tendría problemas para contemplar con total nitidez lo que sucediera a sus pies.

Jagger sintió una vibración en el suelo, imperceptible para un ser humano, como un rugido bajo la tierra. No se apresuró en llegar, cerró los ojos e intentó concentrarse en la información que le arrojaba el movimiento. Lo que encontró le hizo abrir los ojos con sorpresa y alerta. Saltó de la torre y corrió de prisa a las afueras de la ciudad.

Dos docenas de farcrams. No había forma que estuviera equivocado, la onda había sido demasiado clara. De hecho, Garret la debió haber percibido también.

Se detuvo de golpe al norte de la ciudad. En esa parte de Newston, los edificios se acababan y le daban lugar al gran bosque de Silverwood. Se adentró en el lugar en busca del sitio que había enviado la vibración.

Ahora todo estaba completamente callado. No había señales de ningún otro ser vivo aparte de Jagger. Este sonrió, pues, si había alguna señal de que lo iban a emboscar, era esa: un bosque sin animales.

—Si su jefe está aquí —dijo Jagger en voz alta—, debería reconocer que es el mejor momento para hablar en vez de recurrir a la violencia.

El suelo empezó a arder. Algunos árboles empezaron a secarse desde las raíces y sus troncos ennegrecieron.

Lo peor de todo, era que Jagger sí se había equivocado. No eran dos docenas de farcrams... eran más.

Los monstruos surgieron de la oscuridad del bosque formando un círculo de fuego alrededor del Caído y lo miraban con severidad.

Jagger observó con cautela. La mayoría eran jóvenes, de tan solo dos metros de alto y con el mismo color de flama que el farcram con el que peleó antes, pero también había un par de guardias reales con llamas azules y un general con llamas verdes.

JaggerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora