Capítulo 16: Submundo

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Juliet despertó con una sensación extraña. Lily no le había caído para nada bien y no ayudaba saber que le gustaba estar montada todo el día sobre Jagger sin importarle quién estuviera presente...

Respiró hondo y alejó todos esos pensamientos de su cabeza.

Lo más importante era terminar de prepararse para lo que venía. No se refería a equipaje ni nada por el estilo (Albert le había hecho el favor de colocar lo que se quería llevar dentro del dimensiador), sino a sus propios pensamientos. No tenía idea de qué esperar del Submundo, no tenía idea de qué actitud debía tener ante ese lugar.

Justo cuando terminaba de secarse el pelo frente al espejo escuchó una voz que la llamaba.

—¡Juliet! —exclamó Aquiles desde el piso de abajo—. ¡Ya es hora!

Observó por última vez el espejo y se aseguró de que su mirada tenía tanta decisión como la de Jagger.

—¡Apresúrate, niña! —dijo Lily con un tono molesto.

Juliet decidió no responder y, de alguna forma, sus ojos tomaron un fuego muy parecido al que tenía su amigo.

Ella sabía lo que tenía que hacer. Había leído suficientes novelas para saber que Lily era su rival, la mujer altanera que debía aprender a enfrentar. Por fin estaba formando parte de una aventura y no iba a dejar que sus propias inseguridades la arruinaran.

Juliet bajó las escaleras a toda prisa y se encontró con una sala abarrotada de gente. Estaba Jagger junto con los Máximos y cerca de ocho súbditos de Lily. Saludó con un gesto a todos los presentes justo antes de que Albert empezara a hablar.

—Muy bien, Ribal y yo nos levantamos en la madrugada y colocamos la pareja de este dimensiador —dijo mientras sacaba otra bola como la que los llevó a La Fortaleza, pero ahora de color azul eléctrico—, justo al frente del círculo enochiano en Inglaterra.

—Entonces no se diga más —comentó Garret—. Kaze llegará dentro de un par de horas para hacernos relevo.

—Abre el dimensiador, Albert —dijo Jagger—. Ya se acerca el momento de descubrir qué es lo que está pasando.

Albert obedeció y Juliet se adentró en el dimensiador junto con el Caído.

Juliet abrió los ojos y se encontró en un vasto campo de hermoso pasto verde

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Juliet abrió los ojos y se encontró en un vasto campo de hermoso pasto verde. Habían llegado justo cuando el sol se asomaba en el horizonte. Juliet pensó que nada podía ser más increíble que ese bello amanecer, pero, al voltearse, no pudo evitar soltar un grito ahogado al darse cuenta de dónde estaban.

—Stonehenge —dijo Jagger—, es bastante interesante, ¿no?

—No lo entiendo, ¿por qué estamos aquí? —alcanzó a decir la confundida chica.

—Este es el círculo enochiano más antiguo de todos —explicó Jagger—. Es un misterio cómo fueron colocadas las rocas de esa manera, y quién lo hizo, pero supongo que para aquel que ignora la existencia del Lenorbak, es más extraño todavía.

JaggerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora