Capítulo 19: Medares

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Juliet salió con Garret a la ciudad. Caminaron unos minutos en los que la chica no pudo disimular su entusiasmo y curiosidad. Miraba a todas partes con muchísima atención y sonreía cada vez que descubría algo nuevo y extravagante. Garret la miró con interés y se rio. Juliet se sonrojó un poco, pero Garret la calmó.

—Tranquila, es solo que me sorprende que no estés aterrada hasta la médula. Yo sí lo estaba cuando vine por primera vez al Submundo. ¿Cuál es tu secreto? —preguntó interesado.

—¿Secreto? —repitió Juliet sin saber muy bien qué responder—. La verdad es que sí tengo miedo, pero no puedo evitar emocionarme cuando... —se detuvo antes de delatarse. No quería que el cazador supiera que tenía una insaciable sed de aventuras en lo más profundo de su ser. Seguro pensaría que estaba loca o que era una inmadura. Lamentablemente para Juliet, Garret lo descifró por su cuenta.

—Entonces, eres de esas, ¿no? —dijo antes de reírse con ganas—. Me recuerdas mucho a mi esposa Teresa, también tiene un indomable espíritu aventurero. De hecho, me hubiera acompañado si no fuera porque se enfermó poco antes de mi partida.

—Por favor, no pienses mal —dijo Juliet tratando de explicarse—, no es que no me lo tome en serio. Es solo que siempre había temido que pasaría sin pena ni gloria por esta vida, o, peor, que cuando tuviera la oportunidad de hacer algo grande lo arruinaría todo de alguna manera.

El cazador sonrió de nuevo para darle a entender que no se sentía ofendido.

—No tienes que justificarme nada, tus razones no son tan «superfluas» como crees. —luego se acercó a ella y le dijo en voz baja—. Si te soy honesto (pero no se lo digas a nadie, ¿eh?), lo que más quiero es ser un gran héroe.

—¡Eso es genial! —exclamó Juliet—. Aunque creo que ya lo eres. Tienes poderes y eres valiente.

—Eso no es suficiente —dijo Garret negando con la cabeza y sonriendo—. Mis padres fueron las personas más heroicas que conocí y ninguna tuvo poderes. Quisiera estar a su altura algún día...

Una leve pero reconocible expresión de tristeza apareció en el rostro del cazador y Juliet decidió que era hora de cambiar de tema. En ese momento, se dio cuenta que el Angmar había disminuido su intensidad considerablemente y, debido a eso, parecía que encima de ellos había un cielo rojizo como el del atardecer.

—Me cuesta creer que no estamos en la Superficie —dijo impresionada.

—El Angmar se comporta de la misma manera que un sol —explicó Garret dejando a un lado su expresión melancólica—. Los gefordianos que viven bajo uno de estos pueden disfrutar del día y la noche, y de una calidad de vida, en general, bastante buena.

—Jamás me hubiera imaginado esto, Jagger no me habló mucho sobre...

Juliet se trabó por un instante. Realmente Jagger y ella nunca habían hablado del Submundo. Era como si una parte gigantesca de la vida de Jagger fuera ajena a ella.

—Es un personaje el muchacho, ¿no? —comentó el cazador. Juliet levantó la mirada y se relajó al ver la sonrisa de Garret.

—Es una buena persona —respondió la chica devolviendo la sonrisa.

—Tienes razón —dijo Garret asintiendo con la cabeza y luego agregó con mucha dificultad—, puede ser frío a veces, (y por a veces quiero decir, todo el tiempo) pero tengo que aceptar que usualmente toma buenas decisiones.

—Pensé que dirías que tiene un gran corazón —contestó Juliet burlándose de lo difícil que había sido para Garret hablar bien de su amigo.

JaggerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora