Flores para ti

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Cuando me dirigía hacia el lugar donde quedamos de vernos me desvíe para comprarte un bello ramo de flores para ti.

No suelo darlas, pero sentí que tú eras quien más las merecía.

Pero he aquí el dilema: ¿Cuáles serían las indicadas?

No sabia si guiarme por el antiguo código de las flores, por flores de temporada o las típicas rosas rojas. Es difícil comprarle flores a un hombre, y más cuando nunca le has preguntado siquiera si le gustan.

Pero aún así decidí comprarte el ramo más bello.

Cuando le pedí a la florista que me ayudara elegir uno para ti, simplemente se quedó parada con una expresión de confusión.
"¿Estás segura de querer darle flores a tu novio? Aquí también vendemos chocolates por si cambias de opinión" Fue lo que me dijo.

Pero, vamos, si hubiese querido darte chocolates no hubiera pasado por aquí.

Cómo bien sabes, soy muy necia. Entonces, decidí irme de aquella florería. Iba a encontrar las flores más hermosas del universo para ti, mi amor. Aunque fuese una, sería la más especial.

Al cruzar la calle vi a una mujer ya grande de edad, con una rosa blanca en la mano con la intención de venderla. Me acerqué a ella para preguntarle el precio.

- Disculpe, señora, ¿cuánto cuesta la rosa?

- No sabría decirle. Mire, el chico que me das las rosas me dio una de más y no tengo ni para completar media docena. No quiero regresar con la flor en la mano pero tampoco quiero dejarla tirada. Me entiende, ¿verdad?

- Claro que la entiendo.

Ya me iba, cuando la señora me llamó.

- Dime, ¿a quién se la darás?

- A mi novio. Sé que no es común darle flores a un muchacho pero...

- Pero tú lo amas, ¿no? - terminó la frase por mí-.

Asentí con una sonrisa.

- Bueno, mi niña, te la regalo.

- Muchas gracias, señora, pero no puedo aceptarla. Dígame cuánto cuesta.

- No, en serio, tómala. Cuando se la des a tu novio no olvides de verlo directo a los ojos y decirle que la flor más hermosa no es aquella del color más llamativo ni la de fragancia más dulce, sino aquella que se da con el corazón.

Al terminar de hablar me entregó la rosa. Le di las gracias y comencé a caminar hacia donde nos íbamos a ver.

Cuando me viste llegar se te iluminaron los ojos y al sonreír se te formaron tus preciosos hoyuelos.
Me recibiste con un beso y me preguntaste por la rosa.

Entonces, te vi directo a los ojos.

- Es para ti.

Por un momento dudé si había sido buen idea darte una flor, pero la agarraste y me dijiste que nunca te habían regalado una. Te había encantado. Y sin desviar mi atención de tus hermosos ojos me acerqué más a ti.

- La flor más hermosa no es aquella del color más llamativo ni de la fragancia más dulce, sino aquella que se da con el corazón.

Hablemos con el corazónTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon