Hablemos con el corazón

Cupido, eres un impertinente

Tú, dios alado, que usa flechas sin supervisión de un adulto.

Apuesto mi mano derecha a que nunca llevaste un curso de arquería.

Me pregunto quién fue el bruto que te dejó tan difícil misión.

Esa, ya sabes cuál.

Enamorarnos.

Dejar nuestros corazones abiertos y sin la etiqueta de "Cuidado: Es frágil".

Ver el rostro de la persona amada en cualquier lugar.

No dormir por pensar en ella, y si uno duerme, soñarla.

Escuchar música y pensar que fueron hechas para nosotros.

Hacer que nuestras amibas actúen como las famosas "mariposas en el estómago".

¿Y para qué?

Para que al final todo sea una fracaso.

Tal vez estoy siendo algo dura contigo.

Quizá no fue tu culpa tener mala puntería.

Probablemente no era tu intención lastimar nuestros sentimientos.

Puede ser que no tenías planeado todo esto.

Claro, tú solo lanzas flechas a lo tarudo.

¿Por qué te encargarías de todo lo demás?

No lo sé, no lo sé.

Pero si lo pienso bien (e intentando ser objetiva contigo)...

Sólo querías mostrarnos lo que es el amor, ¿verdad?