Capítulo 5

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Al día siguiente todo fue de mal en peor. Mientras desayunaban, Errol atravesó el Gran Comedor estrellándose contra el bol de cereales de Katsuki. El chico sacó a la lechuza y su cara cambió al ver el sobre que tenía en el pico.

-¿Qué pasa? -preguntó Eijirou.

-Me han enviado un howler.

-Será mejor que lo abras, Katsuki-dijo Sato-. Si no lo hicieras, sería peor. Mi abuela una vez me envió uno, pero no lo abrí y... fue horrible.

Eijirou no entendía por qué todos estaban tan asustados por ese sobre.

-¿Qué es un howler? -dijo.

Pero nadie le hacía caso. Katsuki sujetaba el sobre con las manos indeciso sobre si debía abrirlo o esperar las posibles consecuencias. Al final, con mucho cuidado, fue rasgando el papel para leer la carta, pero una potente voz se escuchó por todo el comedor, haciendo que Katsuki soltase el sobre inmediatamente. Los gritos de Mitsuki Bakugo, que procedían del interior del sobre, asustaron a todos lo alumnos que allí se encontraban, e internamente se alegraron de no ser Katsuki en esos momentos.

-KATSUKI BAKUGO, MALDITO HIJO IDIOTA. ¡CÓMO TE ATREVES A ROBAR EL COCHE! ¡TU PADRE SE ENFRENTA A UNA INVESTIGACIÓN EN CASA Y ES POR TU CULPA! Y DENKI KAMINARI, TÚ TAMPOCO TE ESCAPAS. SE LO PIENSO DECIR A TUS PADRES Y VAIS A ESTAR CASTIGADOS TODAS LAS VACACIONES DE VUESTRAS VIDAS. COMO OS PASÉIS OTRA VEZ DE LA RAYA, OS TRAEREMOS DERECHITOS A CASA.

El sobre les sacó la lengua y acto seguido ardió y se conviertió en cenizas. Todo el comedor quedó en silencio durante unos segundos, pero al final volvió el habitual alboroto de por las mañanas.

-Bueno, lo mejor será ir a clases, ¿no?

Sero intentó calmar el ambiente, y se levantó de la mesa con Mina y con Denki, que seguía un poco aturdido. Katsuki fue devuelto a la realidad por Eijirou, que le tocaba repetidas veces el hombro.

-Vamos Blasty, tenemos herbología con los de Hufflepuff.

En el camino se encontraron con Kyoka y Ochako, y se fueron juntos al invernadero en el que los esperaba el profesor Amajiki. Estaba en el centro, detrás de una mesa montada sobre caballetes. Sobre la mesa había unas veinte orejeras. Una vez se fueron a sus sitios, el profesor habló:

-Hoy nos vamos a dedicar a replantar mandrágoras. Veamos, ¿quién me puede decir qué propiedades tiene la mandrágora?

Sorprendentemente, Ochako fue la primera en levantar la mano, y el profesor le dio la palabra.

-La mandrágora, o mandrágula, es un reconstituyente muy eficaz. Se utiliza para volver a su estado original a la gente que ha sido transformada o encantada.

-Excelente, diez puntos para Hufflepuff. La mandrágora es un ingrediente esencial en muchos antídotos. Pero, sin embargo, también es peligrosa. ¿Quién me puede decir por qué?

-Porque el llanto de la mandrágora es fatal para quien lo oye -dijo Ochako instantáneamente.

-Exacto. Otros diez puntos. Bueno, las mandrágoras que tenemos aquí son todavía muy jóvenes.

Mientras hablaba, señalaba una fila de bandejas hondas, y todos se echaron hacia delante para ver mejor. Pero aunque Ochako las había descrito como peligrosas y letales, Eijirou no las sintió para nada así, le parecían completamente vulgares.

-Poneos unas orejeras cada uno, y aseguraos de que vuestros oídos quedan completamente tapados. Cuando os las podáis quitar, levantaré el pulgar. De acuerdo, poneos las orejeras.

Una vez todos las tenían puestas, el Profesor Amajiki tiró de la planta que tenía delante y la sacó con fuerza, dejando ver una especie de bebé gordo y marrón en vez de raíces. En vez de pelo tenía las hojas. Emitió un grito agudo que hizo que les doliesen los oídos, incluso con las orejeras puestas.

Eijirou Kirishima y la cámara de los secretosWhere stories live. Discover now