Capítulo 12

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Eijirou y sus amigos volvían de otra clase de pociones fallida. Aizawa estaba cada vez más estricto desde que Yu le dijo que podría ser mejor que él en la elaboración de cualquier poción. Desde entonces pagaba su frustración con sus alumnos.

Iban por el primer piso y vieron a Sekijiro bajar las escaleras murmurando cosas enfadado. Al fijarse mejor, pudieron ver agua cayendo por las escaleras.

-¿Tsuyu habrá roto alguna cañería?

Fueron hacia el baño, y allí encontraron todos los grifos abiertos, expulsando agua a borbotones.

-¿Tsuyu?- La llamó Eijirou.- ¿Estás aquí?

La chica salió de uno de los retretes mirándolos con desconfianza.

-¿También habéis venido a tirarme cosas?

-¿Por qué haríamos eso?

-No lo sé. Yo estaba pensando en el día que morí, y de repente alguien me lanzó un libro a la cabeza. Está ahí.

Les señaló hacia el retrete de en frente. Eijirou fue hacia allí y se encontró un libro empapado de agua. La encuadernación era negra, de cuero, y las páginas estaban amarillentas. Al examinarlo más de cerca, pudo ver que tenía el nombre Norel Alfon en letra dorada en una esquina de la portada.

Pasó las páginas, pero estaban en blanco, así que salió del cubículo y les enseñó el cuaderno a sus amigos.

-Espera.- Dijo Mina al mirar también el nombre.- Ese nombre me suena... Norel Alfon ganó un premio hace
cincuenta años por Servicios Especiales al Colegio.

-¿Y cómo sabes eso?

-La noche del castigo a Katsuki y a mí nos tocó limpiar los trofeos. Sekijiro me hizo limpiar su placa unas cincuenta veces.

-¡Eso es genial!

Todos se volvieron hacia Sero como si estuviese loco.

-¿Por qué iba a ser genial limpiar trofeos?

-No me refiero a eso, ¿no os dais cuenta? Según Monoma la última vez que se abrió la cámara fue hace cincuenta años. A lo mejor su premio fue relacionado con eso, y entonces podríamos descubrir cosas de lo que está pasando, e incluso podríamos averiguar dónde está la cámara y cómo cerrarla.

-El único problema es que está en blanco.

-Bueno, podemos ir a la biblioteca.

Y eso hicieron, investigaron toda la tarde, pero desgraciadamente no pudieron hallar nada sobre ese chico misterioso.

Y eso hicieron, investigaron toda la tarde, pero desgraciadamente no pudieron hallar nada sobre ese chico misterioso

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Eijirou se encontraba sentado en su cama pasando las páginas del cuaderno. No supo por qué, pero se le ocurrió que podría intentar escribir en él. Cogió una pluma y un bote de tinta y puso:

«Mi nombre es Eijirou Kirishima.»

Una vez hubo terminado de escribir la frase, vio con sorpresa que se desvanecía. Comprobó el frasco pensando que podía ser tinta invisible, pero no lo era. Miró con detenimiento la página por delante y por detrás, pero no había absolutamente nada. Entonces ocurrió algo. Justo debajo del lugar donde estaba antes su frase, aparecieron unas palabras.

Eijirou Kirishima y la cámara de los secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora