Capítulo 10

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-Ahora todo el colegio va a pensar que tú eres su tatara-tatara-tatara-tatara-tatara-tatara...

-Creo que lo entendemos Denki.

-Pero no lo soy.-dijo Eijirou.

-Te costará mucho demostrarlo.-dijo Mina-. Él vivió hace unos mil
años, así que bien podrías serlo.

Se quedaron en silencio pensando. Cuando la gente comenzó a entrar en la Sala Común, Eijirou se despidió de sus amigos y subió a su habitación. No quería que lo mirasen como un monstruo, ni que pensasen que él era el que provocaba los ataques.

 No quería que lo mirasen como un monstruo, ni que pensasen que él era el que provocaba los ataques

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Esa noche no durmió nada, y al día siguiente se despertó con unas ojeras terribles. Seguía preocupado por Nicky y por Tsuki, por lo que podían pensar de él. Estuvo dando vueltas por la Sala Común hasta que Todoroki se hartó de verle e interrumpió sus pensamientos.

-¿Si tan preocupado estás por qué no vas a buscarles?

Eijirou le miró como si hubiese descubierto la cura para la viruela de dragón.

-¡Sí, es genial! ¿Por qué no se me ocurrió?

Salió disparado de la Sala Común en busca de los dos chicos. Sabía que Dimitry y Nicky pasaban mucho tiempo en el patio, así que fue allí primero. Los encontró sentados jugando con un poco de nieve.

Los llamó y se giraron saludándole. Eijirou les devolvió el saludo y se dirigió entonces hacia Nicky.

-Nicky, ¿estás bien? De verdad no quise haceros daño, yo le decía a la serpiente que se detuviese, pero al parecer dio otra impresión.

-No pasa nada. De echo, Tsuki fue la que estuvo más cerca, más bien por mi culpa. Tuve que disculparme con ella después.

-Que bien, me alegro mucho. Pero me gustaría explicárselo a ella también, ¿sabéis dónde puede estar?

-Siempre se queda en los ratos libres en la biblioteca leyendo cómics muggles. Mira en los rincones.

Extrañado por sus explicaciones, fue hacia donde le habían indicado. Subió las escaleras y pasó por varios corredores hasta llegar a la biblioteca, pero la chica no estaba allí. Volvió por otro pasillo más oscuro, por si se encontraba por ese lado. Casi al final del pasillo, vio algo tirado en el suelo.

Al acercarse, vio con horror que se trataba de Tsuki, que estaba inmóvil. Su rostro denotaba terror y sorpresa, mientras que agarraba los libros de sus brazos con fuerza. Pero no era todo.

Mineta estaba flotando también quieto, y parecía que estaba tan sorprendido como la chica. Intentó que reaccionara llamándole y pasando una mando por delante de sus ojos, pero nada. Miró hacia todos lados, pero lo único con vida allí era una hilera de arañas que se alejaba por una ventana.

-Kirishima... Con las manos en la masa. Ésta vez no vas a librarte.

Eijirou se dio la vuelta y pudo ver a Sekijiro, que tenía una sonrisa maléfica.

Eijirou Kirishima y la cámara de los secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora