El recuerdo de un Tatuaje

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El recuerdo de un tatuaje.

7 de abril, 2015.

Cuando la puerta se abre, alzo mi vista y por supuesto que me encuentro con una de las mujeres más impresionantes que he conocido en mi vida: Juliet. Le doy una sonrisa y ella me la devuelve antes de inclinarse y besar mi mejilla, es un poco raro cuando antes solía recibir esos besos en la boca. Si bien ya estoy en acuerdo con nuestra separación, debo admitir que tomará un poco de jodido tiempo para que esto pierda cualquier chispa extraña que aún nos rodea. Es solo...Algo raro.

Se hace a un lado dejándome pasar, escucho como cierra la puerta detrás de mí, camino hasta la cocina, abro el refrigerador y solo cuando he tomado una lata de gaseosa, me doy cuenta de la familiaridad con la que me he movido y lo malditamente atrevido que ha sido eso de mi parte ¡Joder! Me giro y Juliet me observa, desde el marco que da paso a la cocina, divertida. Me encojo de hombros y rasco la parte baja de mi nuca.

—Lo siento, fue una cosa jodida, ya sabes, actúe en automático.

—No hay problema, pero esperemos no actúes automático sobre otras cosas...

Las palabras quedan colgando, pero fui capaz de captar la indirecta. Ella se gira y camina hasta la sala, la sigo y me dejo caer a su lado en el sofá. Siempre me puso algo nervioso que sus sofás sean blancos, de alguna manera siempre tuve en mente que los arruinaría, por lo que evitaba sentarme en ellos. Sí, ninguna follada en ellos, era demasiada presión ver cuán blancos eran y las miles de posibilidades de arruinarlo.

— ¿Por qué miras el sofá de esa forma? —Su voz con tono divertido gana mi atención.

—Solo pienso en por qué mierda fuiste por sofás blancos, es una cosa intimidante. La gente solo está pensando en no arruinarlos cuando deja caer sus culos en ellos.

—Son hermosos.

—Y blancos —repito.

—Dudo que vinieras a hablar sobre la elegancia de mis preciosos sofás.

No puedo evitar reír por lo bajo ante las palabras no implícitas: deja a mis jodidos sofás en paz. Dejo caer mi espalda sobre el respaldo y volteo a verla. Reparo en su rostro y noto leves bolsas en sus ojos.

— ¿No duermes, Juls?

—Sí duermo, solo tengo algunas preocupaciones, nada importante.

—Qué curioso, mientras salimos también tuviste mucha mierda complicada que me dijiste no era importante. ¿Qué ocultas?

Y aunque suena como una broma, la pregunta es real. Mientras fuimos novios, habían ocasiones en las que ella parecía preocupada, cuando le preguntaba lo eludía de cualquier manera, su arma más común era el sexo y bueno...Admito que me dejaba distraer, pero la preocupación siempre estuvo ahí e hice mi mejor intento en que me dijera qué podría darle tantas preocupaciones, nunca me lo dijo y dudo que lo haga ahora.

—Son problemas con el trabajo, cosas pequeñas...

—Las cosas pequeñas no dejan ese cansancio.

— ¿Tratas de decirme que estoy horrorosa luciendo cansada?

— ¡Joder! No dije eso.

—Tengo que ir a una reunión en dos horas, Dex. Así que, creo, debemos iniciar la conversación que dijiste quieres tener conmigo.

Directa al punto, mejor, no pretendo que nos mantengamos haciendo jodidos círculos. Suspiro y veo hacia el techo, sé que está mirándome, esperando pacientemente a que hable.

Escenas extras de La D no es por DexterWhere stories live. Discover now