El Pasado

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El pasado.

5 de mayo, 2015.

Estoy seguro de que estaba teniendo un muy buen jodido sueño caliente en el que Elanese participaba, eso explicaría por qué tengo problemas con el colega duro de abajo. Veo la hora en el despertador que descansa en la mesa de noche. Son pasadas las tres de la madrugada, ¿Por qué me desperté?

Como si el puto destino quisiera darme la respuesta inmediata, escucho los gritos de inmediato. Me sobresalto y mi erección de inmediato baja mientras bajo de la cama con rapidez, golpeo mi pies de algo y el frío quema la planta de ellos, pero no me importa mientras corro fuera de mi habitación y entro a la de Skylie. Casi caigo al abrir la puerta de su habitación. Miro alrededor por algun atacante y al, una vez más, no encontrar algun intruso, llevo mi vista a la cama en donde la encuentro retorciéndose mientras grita y patalea.

Tomo lentas respiraciones para calmar los jodidos latidos de mi corazón y abordar esta pesadilla con calma de manera en la que ella no sienta más miedo al despertar. Paso mis manos aun algo temblorosas por mi cabello e inspiro hondo antes de comenzar a acercarme a ella, enciendo la lámpara. La verdad es que me rompe el puto corazón contemplar la manera en la que a una corta edad, sus pesadillas la atormentan.

Siempre me hago la misma maldita pregunta: ¿Qué es lo que sueña? ¿De qué recuerdo se trata? ¡Joder! Lo que amaría quitar de esa dulce niña cada onza de dolor que lleva consigo, en sus recuerdos, en sus vivencias.

Tomo asiento a un lado de su cama y toco gentilmente su hombro, la llamo en voz baja y tarda muchos segundos para que su cuerpo deje de sacudirse con violencia, segundos que me quitan años de vida. Envejezco mucho mientras espero que esos bonitos ojos color miel se abran y cuando lo hacen, hay tanto maldito miedo ahí que se me rompe un poco más el corazón.

—Soy yo, soy Dexter. Rojo. Estás a salvo —susurro alzando mis manos para que vea que no voy a lastimarla—. Todo está bien.

Toma la sabana y se tapa hasta la cabeza con ella, es un poco triste decir que conozco esta rutina, porque eso solo deja muy en claro que no es la primera vez que esto ocurre. Paso de nuevo una mano por mi cabello y me pongo de pie.

—Muy bien, vamos a comprobar que no hay nadie que quiera hacerte daño en la habitación.

Camino hasta el armario y lo abro, pregunto si hay alguien ahí y cuando volteo hacia la cama, ella me observa sosteniendo la sabana por debajo de sus ojos. Parece atenta a mi inspección.

— ¿Hola? —Me adentro al armario y cuando salgo la miro—. Vacío, ningún sospechoso, pero descubrí que puede ser un buen atajo para llegar a Narnia.

No dice nada, solo me observa mientras reviso las ventanas, debajo de la silla y finalmente debajo de su cama.

—Oh, no —digo cuando me asomo debajo de la cama. Me incorporo para verla, luce a la expectativa de que diré, alzo mi mano—. Encontré tu zapato perdido.

— ¡Mi zapato!

Y finalmente me da una sonrisa tímida, le devuelvo el gesto mientras dejo el zapato en un lugar donde no volvamos a darlo por perdido. Me arrodillo al lado de la cama y dejo mis brazos sobre el colchón para recargar mi barbilla de ellos.

— ¿Lo ves, Lucecita? No hay nada que vaya a hacerte daño en casa. Estás a salvo.

— ¿No vendrá?

— ¿Quién? —pregunto esperando que esta vez ella me dé alguna respuesta, pero de nuevo todo lo que hace es abrazar a su oso cariñoso y observarme—. ¿Quieres hablar acerca de lo que soñaste?

Escenas extras de La D no es por DexterWhere stories live. Discover now