Prometeme que lo vas a hacer feliz

199 8 21
                                    

Alma: Creía que algún día me hablaría sobre el tema, pero pasaba el tiempo y no abría la boca. Un día, comprendí que no quería hacerme sufrir, por eso no decía nada
Emi: (le agarra la mano sonriendo)
Alma: (se saca las lágrimas) Mi hijo no se merecía nada de lo que vivió. Nada excepto conocerte a vos
Emi: (se le humedecen los ojos)
Nico: (al llegar frente a la casa mira hacia arriba pensando cual será la habitación de Emilia. Se agacha y agarra una piedrecita) Probemos suerte (la lanza contra una ventana y espera)
Emi: Querés más? (Agarra la pava y se rellena su taza)
Alma: No, deja. Prometeme que lo vas a hacer feliz
Emi: (asiente) Claro que lo voy a hacer feliz Alma. Yo, Celeste, vos, mi papá
Alma: (sonríe) Pero algún día me voy a morir
Emi: (se ríe) No pienses eso!!
Nico: (agarra otra piedrecita y la lanza de nuevo) No recordaba que tuviera el sueño tan pesado esta mujer (mira la puerta valorando la idea de llamar)
Celeste: (se despierta poco a poco y al no sentir a Emilia abre los ojos) Mamá?
Nico: Va la última, sino llamo a la puerta como una persona normal (agarra otra piedrecita y la lanza)
Celeste: (mira la ventana. Se acerca)
Nico: (distingue una sombra y sonríe)
Celeste: (abre la ventana y se asoma)
Nico: (hace gestos para que lo vea)
Celeste: (se le abren los ojos) Papá!! (Sonríe) Que haces ahí?!
Nico: Shhh. Y mamá?
Celeste: (mete la cabeza rápidamente y va a buscar a Emilia. Baja acelerada) Mamá, mamá, mamá
Emi: (se levanta de la silla sobre saltada y sale a su encuentro) Que pasó?!
Celeste: Papá está afuera!
Emi: Qué?
Celeste: Está fuera!! (Sonríe y va directa a la puerta)
Emi: (la sigue. Abre la puerta y asoma la cabeza)
Nico: Buenas noches señoritas
Emi: (sonríe) Buenas noches caballero
Celeste: (sale corriendo a abrazarlo)
Nico: (la agarra aupa)
Emi: Se piensa quedar ahí toda la noche? O va a entrar?
Nico: (sonríe y entra en la casa. Cierra la puerta) Espero no haber despertado a ningún vecino (la baja a Celeste al piso)
Alma: (sale de la cocina. Al verlo se lleva las manos temblorosas a la boca)
Nico: (separa los labios sorprendido) Mamá (se acerca a ella y la abraza con todas sus fuerzas. La levanta del piso)
Alma: Mi hijo (se separa y le acaricia la cara emocionada) Mi hijo, mi hijo, mi hijo
Nico: (sonríe con las lágrimas a punto de caer. Le da un beso en la cabeza)
Alma: Estás vivo
Nico: (asiente) Estoy vivo
Celeste: (se abraza a la cintura de Emilia)
Emi: (sonríe poniendo las manos sobre los brazos de su hija)
Alma: Cuando Emilia lo contó, no lo podíamos creer
Emi: Pensaron que me había vuelto loca, podés creerlo?
Nico: (sonríe)
Alma: Querés tomar algo caliente? Te hará bien
Nico: No, gracias mamá. Por qué no vas a dormir? Te noto cansada. Mañana hablamos
Alma: No sé si voy a poder dormir después de esto
Nico: Ya no hay motivo para sufrir insomnio. Acá estoy. Y vine para quedarme
Alma: Estás más alto, no? Te noto más alto y más delgado
Nico: Bueno
Alma: Y más lindo tambien
Emi: (sonríe)
Nico: Mamá, por favor (mira a Emilia de reojo)
Alma: (sonríe) Tenés razón. Lo siento. Me voy a dormir, será lo mejor. Buenas noches
Nico: Buenas noches (se dan otro abrazo más)
Alma: (se va)
Nico: Al fin solos. Vine a hablar con vos. Quedaron cosas sin resolver antes
Emi: (asiente)
Celeste: Vas a dormir con nosotras?
Emi: Celeste, por qué no vas a tu cama? Después vamos a verte, tenemos que hablar cosas de grandes
Celeste: Me prometes que van a venir?
Emi: Sí
Celeste: Los voy a estar esperando (se va)
Emi: No puedo creer que me haga caso a la primera
Nico: (sonríe y le tiende la mano)
Emi: (le da la mano)
Nico: Por qué Celeste? Siempre me lo pregunté
Emi: Por vos
Nico: Por mí (la acerca a él. Pone la mano derecha en el cachete de ella y se acerca para besarla)
Emi: Tu mamá me contó todo
Nico: (se detiene. Se separa y la mira sin entender) Todo?
Emi: Lo del cabaret. Todo lo que vos nunca me contaste
Nico: Qué cosas te contó?
Emi: Ayudabas a sostener la mentira que había detrás de tanta fantasía
Nico: De que hablas?
Emi: De cosas obvias que yo no supe ver. Yo pensaba que te gustaba trabajar ahí
Nico: No había muchas más opciones. Me tenía que gustar sí o sí
Emi: Solo decime algo, mi papá sabía? Era culpa de él?
Nico: (se separa de ella) Permiso (va a sentarse al sillón)
Emi: (lo sigue)
Nico: No. Él no sabía nada. Cada vez que venía a hacer inspección, el buchón nos avisaba y tratabamos de disimular que todo era como él quería que fuera. Un lugar en el que la gente pudiera sentirse libre sin problema en un ambiente agradable y sano. Pero nadie puede liberarse estando en su sano juicio
Emi: Por qué nunca le dijiste nada?
Nico: Porque yo no soy un boca suelta
Emi: No lo entiendo, ustedes trabajaban en unas condiciones destructivas y les daba igual?
Nico: Es que no siempre fue así. Al principio era sano, después, cuando fue entrando gente, cuando fuimos teniendo fama, todo cambió y de una manera tan brusca que no supimos cómo reaccionar. Igual no vine a hablar de eso. Quiero hablar de nosotros
Emi: (gira la cara para el otro lado)
Nico: (la agarra del mentón y hace que lo mira) Te amo
Emi: (le mira los labios) Yo no lo sé
Nico: No lo sabes?
Emi: (le saca la mano) Necesito que me des otra cita más (sonríe)
Nico: (sonríe) Cuando tenés libre?
Emi: Mañana, a la hora del almuerzo
Nico: Pasaré a buscarte a esa hora entonces
Emi: Ni un minuto antes, ni un minuto después
Nico: No, tranquila
Emi: (se para) Me voy a ir a dormir, tengo sueño. Vos deberías hacer lo mismo
Nico: (se para) Me dijiste que solo querías seguir viendome por Celeste
Emi: (entre cierra los ojos) A veces no te parece que se le da demasiada importancia a las palabras? Yo puedo decir muchas cosas. Puedo decir mentiras (sonríe) Buenas noches (le gira la cara tiernamente y le da un suave beso en el cachete) Te acompañaría a la puerta, pero no tiene mucha perdida y creo que harás lo posible por robarme un beso cuando estemos ahí, así que (señala con la mano)
Nico: (sonríe) Puedo subir a darle un beso de las buenas noches a nuestra hija?
Emi: (suspira y habla en susurro) Nuestra hija
Nico: Nuestra hija (se acerca más a ella con intención de besarla)
Emi: Su pieza es inconfundible, tiene el nombre en la puerta con letras azules. Ahora sí, buenas noches (se va)
Nico: (la mira irse sonriendo con una mezcla de picardía y diversión)
Emi: (se muerde el labio inferior con tremenda sonrisa mientras sube las escaleras. Baja la cabeza y se retira el pelo detrás de la oreja)
Nico: (sube a la habitación de Celeste. Se acerca y la ve profundamente dormida. Sonríe y la tapa. Le da un beso en la frente y se va. Al pasar por la puerta de la habitación de Emilia, ve la puerta un poco abierta. Se acerca y da unos golpecitos) Pensé que me invitaría a pasar la noche con usted, señorita Attias. Vine corriendo, con dolor de pies, a una hora en la que debería estar durmiendo (espera respuesta pero no la obtiene. Sonríe) Buenas noches, que sueñe con los angelitos. Sé que me escuchó (se va)
Emi: (sonríe)
Nico: (baja las escaleras tranquilamente. Al llegar al salón, clava la mirada en el sillón. Decidido va a tumbarse. Se acomoda los cojines)

A la mañana...

Emi: (baja casi arrastrando los pies por los escalones. Al llegar abajo lo ve, en una posición casi imposible. Sonríe y se acerca a mirarlo) Que haces acá? (Se muerde el labio inferior negando con la cabeza. Va a buscar una mantita y lo cubre. Se va a la cocina a preparar el desayuno)

Es fácil hacer de nuestras vidas una rutina, ir siempre por el mismo camino.
Levantarse, lavarse la cara, bajar a desayunar y después preparar el desayuno de los demás. Cambiarse de ropa, arreglar a Celeste y llevarla al colegio.
Volver a casa y ordenar hasta las 13:00, hora en la que entraba a trabajar en el kiosko.
Laburaba hasta las 18:00, hora en la que Celeste salía de las clases de refuerzo de estudios. No las necesitaba, pero eran una ayuda para Emilia, que no podía ir a buscarla a las 17:00 y además, se ahorraba el tiempo de sentarse con ella a ayudarla a hacer la tarea porque la hacía en las clases. La buscaba y volvían a casa. Emilia terminaba de hacer todo lo que no le había dado tiempo en la mañana, Celeste solía ayudarla. Emilia lo enfocaba como un juego que a Celeste le divertía mucho.
Siempre en ese orden sin ningún cambio.

Llevaba ya una hora despierta. No se había lavado la cara, pero sí había desayunado y había preparado el desayuno de los demás, para "variar". Era domigo, tenía que animarse a romper con la rutina. Lo único que cambiaba ese día era que Celeste no iba a clase ni ella al trabajo. Un grito, lo hizo de golpe.

Celeste: Papá!!
Emi: (sonríe)
Nico: Oooh
Emi: (se asoma a la puerta de la cocina y ve a Celeste sobre Nicolás)
Celeste: Que haces acá durmiendo? (Se ríe) La cama es para dormir, no el sillón
Nico: A veces solo tenés una opción. Yo solo tenía como opción el sillón, ninguna cama
Celeste: Yo te compro una
Nico: (sonríe) Tenés plata?
Celeste: Se la pido a mamá
Nico: Te va a preguntar para qué la querés
Celeste: Fácil, le digo que para pagar una excursión
Emi: Una excursión a donde?
Celeste: (mira Nico y le hace un gesto para que no diga nada 🤫)
Nico: (sonríe)
Celeste: A...a un lugar
Emi: Ajam, que lugar? (Se cruza de brazos con cara divertida)
Celeste: A uno secreto. No te puedo decir. Que pena (se levanta rápido) Que hay de desayunar? (Va corriendo hacia la cocina)
Nico: Cuánta energía
Emi: Porque es domingo. Los lunes ni siquiera abre los ojos cuando baja por las escaleras. Que haces durmiendo ahí?
Nico: (se sienta y se estira endolorido) Hacia tiempo que no dormía tan bien
Emi: Me estás cargando?
Nico: (se cruje el cuello) Habría preferido una cama, pero algo es algo
Emi: No dije que pudieras quedarte
Nico: Tampoco dijiste que no pudiera. No dijiste nada (se para) Gracias por la mantita. Que hay de desayunar? (Se levanta y va a la cocina)
Emi: (sonríe y va para la cocina)
Nico: Años hacía que no veía una mesa de desayuno tan llena (se sienta y se llena un vaso de jugo. Agarra una medialuna)
Emi: Si hubiera sabido que ibas a autoinvitarte, habría salido a comprarlas recién hechas, éstas son de ayer
Nico: (con la boca llena) No importa (bebe jugo)
Celeste: (se ríe mirandolo comer) Parece que no comiste en 9 años papá
Emi: (sonríe)
Nico: (mira a Emi pícaramente) Y bueno...
Emi: (revolea los ojos. Se va a mirar por la ventana de la cocina) Hace buen día hoy. Podríamos hacer una excursión a algún lado
Nico: Buena idea (se para y va hacia ella) Permiso (abre un cajón para buscar una cucharita rozandole de paso el vientre a Emilia) Gracias
Emi: (le da una cachetada)
Nico: Que haces!? (Se toca la cara)
Celeste: (los mira intrigada)
Emi: (contrae la cara en una expresión seria y dura. Se va)
Nico: (mira a Celeste)
Celeste: (hace cara de no entender nada)
Nico: Pega fuerte
Celeste: (mira la leche con cereales entretenida. Agarra una cucharada grande y la lleva a su boca. Habla con la boca llena) A mi nunca me pegó
Nico: (abre y cierra la boca adolorido) Menos mal
Emi: (se sienta en el sillón y se pasa las manos por la cara soltando todo el aire de sus pulmones como tratando de relajarse. Después de unos minutos, lleva la mano a su vientre. Al punto que Nicolás le había rozado)

El cabaret de los hombres perdidos (TERMINADA)Where stories live. Discover now