Él sabe.

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Porque sabemos que no es así.

Tu y yo sabemos que es en mí en quien piensas, en mí con quien sueñas y deseas estar.

No somos tontos, tu piel lo sabe, tu corazón y tus suspiros también, lo saben cuando susurras mi nombre y cuando arañas mi espalda.

Cuando tus poros guardan mi olor y rechazan el de él, porque lo sabes, ambos lo sabemos, no eres el único en su vida, ni él en la tuya.

Te amo, te amo tanto que duele verte con él y saber que piensas en mí, temiendo que él se entere que hay algo más entre nosotros cuando me saludas fingiendo no conocerme.

He visto como tus ojos brillan al instante donde cruzamos miradas y cuando escondo una sonrisa al acercar el vino a mis labios, también he visto marchitar tu mirada cuando él aparece.

Sabes que no te ama, sabes que no te desea, pero, ¿porque sigues con él?

Ven conmigo, huye a mi lado, corramos frente de toda esa gente que críticaru falsa felicidad sin saber que en realidad se está desmoronando, y tu relación no es de dos, es de cuatro, donde ustedes fingen que todo está bien, y que el calor que sus cuerpos desprenden no es mutuo, es por alguien más quien ya ha probado la calidez de tus manos y el aire rozar su piel.
Callemos a todos cuando nos vean como realmente somos, cuando nos tomemos de las manos al caminar entre los trajes Channel y anillos de milones de dólares, que guarden silencio para escuchar como te hago mío y pides por más.

Que guarden sus comentarios acerca de nosotros porque tu y yo sabemos que es mentira, que su asquerosa vida es una mentira.

Seamos reales, frente a mí y frente a ellos.

Ven, huye conmigo.

Prometo hacerte feliz.

Jungkook sonríe, deja el sobre en la cama de seda, corre por los pasillos de la gran mansión y se detiene en el escritorio de quien es su marido.

Mira el mueble de caoba y los papeles ordenados perfectamente en el estante entre carpetas y sobres.

Saca una hoja blanca de allí y escribe rápidamente, dejándola doblada a un lado de la sortija sabiendo que cuando llegue la observará allí, porque siempre lo hace.

Corre nuevamente a las afueras del salón, tomando entre sus manos temborosas su pasaporte y papeles que sabe que utilizará.

Las mete con cuidado pero apresuradamente en una mochila común, y sale corriendo a la avenida donde sin importarle los llamados de los empleados de la que llamaba casa toma un taxi y le entrega la dirección que se encuentra anotada con tinta azul.

Llega a la hora esperada y observa a su alrededor, buscando a cierta persona que le ha citado allí.

Siente inundarse de dicha y emoción cuando le ve allí, parado en el pasto, a un lado del famoso rió Han.

Se encuentra en una pose realmente despreocupada, con ropa que su familia jamás hubiera aceptado, de tan poca clase, hubieran dicho seguramente.

La sudadera cubre su cabello y siente la fresca brisa dar contra su rostro, sientiendo por primera vez en su vida, respirar sin preocuparse, saber el significado de felicidad.

— ¡Yugyeom!— escucha que le llaman.

El joven no se preocupa porque conoce el dueño de esa voz.

One Shots YugkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora