I need Somebody.

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Solo necesitaba a alguien quien le escuchara, y dijera que todo estaba bien.

Suspira una vez más, cansado de su triste rutinaria vida.

Tan simple que se reduce a simples palabras como, ir y venir, siempre era así, sin nada nuevo que contar ni anécdotas divertidas para decir en las charlas familiares, porque no, nada nuevo ha sucedido.

Sus manos se pegan a su saco, buscando entibiarlas debido al frío que ya hace, sopla y siente sus mejillas entumecerse, su estómago se comprime al saber que debe de partir en unos días a casa y llegará solo, como en los últimos tres años lo ha hecho.

¿Que pensarán sus padres? ¿Se decepcionaran al verlo llegar solo?
Seguro que sí. Por eso no callan a su hermano cuando pregunta por su pareja, la misma con quien terminó años atrás pero siguen insistiendole en invitarlo porque, vamos hermano, él es muy bueno para tí y seamos sinceros, es la única persona que te soporta.

Pero no, no quiere eso.

Yugyeom anhela por alguien que le entienda, que sepa que al estar con alguien por solamente estar con alguien por compañía, por no estar solo no está bien. No es sano.

Pero al parecer nadie entiende eso.

Se levanta de la banca cansado de tanto pensar, de buscar el hilo de algo que simplemente no tiene que buscar, sabe que las cosas llegan por sí solas, cuando es el momento perfecto, lo sabe, pero ya no quiere esperar más.

Se levanta cuando una tiene una llamada, su hermano. Caminando a la puerta, desliza el botón verde y lo pega a su oído, agradeciendo que no hay mucho ruido ni venstisca fuerte.

- ¿Diga?

- ¡Hey! ¡Yugyeomie!- La voz energica del mayor suena por el altavoz.- Solo quería llamarte para saber si vienes a comer en navidad.

- ¿Que no es ese el plan de siempre?- pregunta.

- Si bueno, el plan es que vengas con alguien pero no siempre sale lo que pedimos ¿verdad?- Ahí vamos de nuevo.

- Sabes que no-

- Lo sé, lo sé, pero solo quiero saber si irás.

Yugyeom suspiró agradeciendo que cambió de tema.

- Si, iré.

- Bueno... vente guapo entonces.

- Porque lo dices, ¿habran más visitas?

- Si, mamá invitará a una amiga-

- Está bien.

- Y también a su hija.

Yugyeom resopla, callando las maldiciones que luchan por salir de su boca.

- No fue mi idea, mamá piensa que necesitas un cambio y creemos que puedes salir con ella- comenta.

- Agradezco sus intenciones, pero no lo necesito.

- Mamá cree que sí. Vamos Yugyeom, ¿desde cuando no follas?

- Gracias por la invitación, talvez los vea en año nuevo.

- Esper-

Yugyeom colgó, sintiendo de nuevo los músculos de su cuello tensarse.

Bajó las escaleras agradeciendo que era de noche y dormirá pronto, deteniendose frente al ascensor decidió mejor bajar caminando.

Tarareando una canción continuó su camino hasta su departamento, donde se quedó parado unos segundos escuchando a otra persona acercarse.

Esta tenía una bonita voz, muy suave y encantadora, jugaría que era de los ángeles.

De repente se detuvo, para reponder una llamada, supo que se detuvo ya que no escucho pasos ni el sonido cesar.

- ¿Si? ¿Mamá?

Oh su voz era aún mejor.

- Si, si, ya llegué.

Yugyeom escuchó como se acercaba, por lo cual se metió rápidamente en su departamento pero se quedó en la puerta, observando por el mirador de la puerta hasta que apareció.

Llevaba una caja entre sus manos, donde pudo observar algunos libros, revistas y álbumes musicales, lo veía malabarear buscando con la mano izquiera las llaves mientras sostenía su teléfono contra su hombro y la caja con la mano sobrante.

- Si mamá, estoy bien... estoy seguro de que no hay una cuerda con la cual suicidarme cerca mamá.

Le escuchó reír.

- El que haya terminado una relación de tanto tiempo no significa que me quiera morir ¿ok?

Recargó su cuerpo contra la puerta, deteniendo la caja y sacando al fin el par de llaves.

- Estoy bien mamá, estoy seguro de que este cambio es para bien. Lo presiento.

Se metió finalmente en el departamento y Yugyeom parpadeó, quitándose las manos de la boca y sacando el aire que no se había dado cuenta que había guardado.

¿Era un nuevo vecino?

Se había quedado en la puerta pensando en mil y un historias si el chico de enfrente era igual que él.

***

Los ojos brillantes de Jungkook le miraron curiosos, sus labios manchados de chocolate caliente estaban haciendo un puchero.

- ¿Tengo algo en la cara?- preguntó sintiéndose nervioso.

- ¿En qué pensabas?- Jungkook se acomodó a su lado, tapando sus cuerpos bajo la noche fría.

- Hace seis años nos conocimos y hace cuatro nos hicimos novios, los dos en navidad, por eso yo pensaba en que quizás la navidad sea nuestro momento, por eso pensaba en que podríamos dar el siguiente paso.
Te amo y se que podemos ser felices juntos como lo hemos hecho estos años, así que que dices.

- Me, me estás pidiendo que, nosotros.

Sus ojos se iluminaron, dejando salir una lágrima de la emoción.

-Se que esto no es caro, ni siquiera es una cita digna pero Jeon Jungkook ¿te casarías conmigo?

Y debajo de las estrellas, y en la ciudad iluminada por juegos artificiales hicieron el amor, prometiendose promesas que lucharían por cumplir, dejando que sus corazones latieran juntos al unirse en una noche donde solo sentían el calor de sus cuerpos entibiar lo que alguna vez fue un frío y olvidado corazón.

Porque lo que alguna vez deseó con fuerza llegó en el momento donde sintió caerse, sus manos lo acariciaron y tiraron de él para ponerlo de pie.
Sus besos curaron sus heridas y agradeció que llegara en el momento indicado.

No había persona más indicada, nadie era más perfecto que Jungkook.

One Shots YugkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora