Luna Llena

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Adelanto.

El martirio de Jungkook era no poder tener un bebé, la presión en su pecho por no poder lograrlo cada día se hacía más grande.

Le dolía pensar que no se merecía a su Alfa, que aquel hombre comprensivo y dulce del que se enamoró no pudiera tener una familia, y que el único responsable fuera él.

Jungkook sentía la presión en su pecho, aquella que alguna vez todos hemos sentido, cuando te paraliza e impide respirar bien.

Esa que es producida por un miedo.

Y aquella era la razón de su malestar, el miedo.

Su miedo se resumía a una palabra, Maternidad.

Cualquier omega que no pudiera quedar en cinta era inútil.

Y quizás esa no fue su principal preocupación los primeros seis años de matrimonio, claro que no, aquellos los había ocupado para mudarse con su Alfa y hacer lo que le tocaba: cuidar de él.

Finalmente cuando cumplió los 27, su marido y él, pensaron que ya era buen momento para formar una familia.

Pero su bebé no apareció.

Al principio no encontró una razón por la cual asustarse, era normal, pero cuando pasaron los meses y la noticia de algún cachorro aún no se asomaba comenzó a preocuparse.
Temía que su fertilidad se marchitara y no pudiera tener un bebé.

Sabía que su marido no lo culpaba, al contrario, Yugyeom había sido muy importante en esos momentos, lo calmaba cuando temblaba al momento de ver las pruebas de embarazo y con palabras dulces le decía que todo estaba bien, que no debía preocuparse por ello, y buscarían otras alternativas a su situación.

Jungkook jamás escuchó una palabra que le culpara por ello, Yugyeom tampoco lo presionó, pero sabía que detrás de todo ello sus padres querían un heredero y veían con diferentes ojos a su yerno. Y sintió como sus suegros lo miraban mal, porque claro, un omega infértil es un omega inútil.

¿Podría esta vez tener a un bebé?
¿Sería ese el momento que siempre esperó?
¿Habría algo mal con su cuerpo?

Las preguntas lo ahogaban.

Antes no tenía miedo, pero ya era algo tarde, Jungkook rozaba los 30, la fertilidad de un omega terminaba cerca de los 35, pero los últimos años eran peligrosos para el gestante y el bebé, por ello se volvió en su mayor pesadilla cuando tenía que ver las pruebas de embarazo.

Jungkook notaba la desilusión en los ojos de su alfa cuando su aroma no cambiaba y apenado le decía que no funcionó, o después de asistir a juntas con sus padres, porque insistían en tener un nieto, y no les importaba que viniera de Jungkook, alguna vez les había escuchado decir que consiguiera un vientre alquilado y aunque escuchó la voz clara y firme de Yugyeom negar ante aquello, no borró la idea de su mente.

Se lo puso sobre la mesa a Yugyeom, pero su Alfa sabía y estaba consciente de que eso no quería, pero no tenían otra alternativa, faltaba pocos meses para que cumpliera los 30, y después de eso seguramente con menos posibilidades ellos estarían.

Se levantó de donde estaba sentado y sonrió cuando le miró de vuelta, dejó el portafolio en la cama y le abrazó con fuerza.

– ¿Te fue bien hoy, mi amor?

– Por supuesto que lo fue, los inversionistas dieron paso libre a los planes que tenemos y mi padre está feliz por ello.

– Me alegro.

Jungkook notó la ilusión en sus ojos y la culpabilidad cayó de nuevo sobre sus hombros, la idea de que le propondría pasar su celo juntos le nubló la vista, y un escalofrío recorrió su cuerpo.

Yugyeom sintió el miedo de su omega, apretó con cariño las manos de su omega y con una sonrisa habló.

– No quiero que te preocupes ¿si? no quiero que pienses más sobre eso, ¿ok?– sacó de su gabardina dos boletos que no pudo reconocer el destino.

– ¿Irás de trabajo de nuevo? – preguntó, con un deje de tristeza.

– Pensé en tomar unas vacaciones– dijo– tiene mucho tiempo que no hemos estado alejados de todo esto.

Quizás era una buena idea, había memorizado las cuatro paredes de su habitación y de cada rincón de esa casa.

– ¿A dónde serían?

– Es sorpresa, pero te recomiendo que hagas tus maletas.

– ¿Cuándo partimos?.

– Mañana a primera hora,– se levantó de la cama yendo fuera de la habitación para darle tiempo en lo que se ocupaba del transporte hasta el lugar.

Jungkook asintió, caminando al armario, donde su ropa estaba y llenó su maleta.

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Cuando se detuvieron frente a la camioneta, mordió su labio intrigado.

– ¿Tomaremos otro carro?

– Si, el lugar está a solo dos horas, así que aquí nos despedimos de ellos y los veremos en dos semanas.

– ¿Dos semanas?

– Si, dije iba a tomar dos semanas de vacaciones, dejé las cosas preparadas y Hoseok accedió a ayudarme, además tiene a Yoongi y es el subdirector, no creo que tenga problema alguno, sabe cómo manejar las cosas.

– ¿Tus padres saben de esto?

– Si,– miró el cielo– mamá me deseó suerte y papá pensó que sería una buena idea, dijo que me había presionado mucho con lo del bebé, que no había pensado en cómo nos sentíamos y dijo que nos tomáramos el tiempo que quisiéramos.

Quiso replicar pero mejor se despidió del chofer, quien le sonrió.

– ¿Ya nos vamos o te despides también de la camioneta?

Jungkook rió, y caminó al asiento del copiloto.

Esperen, ¿Yugyeom iba a manejar?

– ¿Vas a manejar?

– Pues sí.

– Ah, bueno.

– ¿Manejo tan mal? – preguntó mientras veía a su omega ponerse el cinturón de seguridad.

– No, solo tiene mucho tiempo no lo haces.

Ambos guardaron silencio, Jungkook aún con ese hueco en el estómago, pues tenía aún esa inseguridad creciente sobre el embarazo. Y aunque no quisiera admitido, eso era lo que ocupaba su mente en las noches, esas donde Yugyeom dormía a su lado, abrazándolo sin rencores por no poder darle un bebé.

Habían intentado varios métodos pero con cada fallo, su esperanza se iba apagando poco a poco.

Y ahora, iba a pasar dos semanas con su Alfa, solos, y eso era algo que le preocupaba, tenía tiempo que no pasaban días enteros juntos, el trabajo de Yugyeom requería tiempo y esfuerzo, de lo cual estaba muy orgulloso por ello, pues siempre le demostró la preocupación y dedicación que tenía, y lo admiraba mucho, pero había momentos en los que deseó que se quedara más tiempo en casa, como cuando al despertar encontraba la cruda respuesta de las pruebas y los exámenes de sangre que siempre negaban lo que deseaba apareciera.

Esos días habían sido grises y de los que tenía sensaciones muy vívidas, de las cuales deseaba en lo más profundo de su corazón que algún día cambiaran.

– Llegamos.– anunció su marido cuando en medio de los árboles frondosos y verdes.

Frente a ellos en lo profundo de la montaña una cabaña se asomaba.

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Lamento haber desaparecido por tanto tiempo, les traigo un adelanto de una mini historia que planeo publicar en unas semanas, y espero que les guste. 

One Shots YugkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora