Capitulo 33: La guerra de los postres.

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Y seguimos en el cumpleaños

- ¿Poché era necesario regalarle una moto a la niña? – la famosa ceja Calle aparecía en la fiesta.

- Es cómo la mía amor, nada más que más pequeña – se defendió – Además si fuera por Juli le hubiéramos regalado una estúpida cocinita ¿Te imaginas? jajaja– Ay peliazulada, peliazulada si no te entierra Beth te entierras sola. - ¡Auch! – Natalia  que estaba del otro lado de la peliazul alcanzó a pegarle un codazo - ¿Por qué me pegas? – miró a la latina que a su vez estaba mirando a Tania. Cuando Poché miró a la novia de Lucas, pudo notar una espuma blanca que le salía de la boca – Hola Tania no te había visto – saludo inocentemente pero la mujer no le contestó, al contrario seguía mirándola como si se la quisiera comérsela cruda - ¿Qué le pasa a la perra? – le preguntó susurrando a la latina

- Ella le regaló una cocinita – lo dijo tan bajo que la morena no lo escuchó.

- ¿Qué? – volvió a preguntar

- Tania... le regaló...una... cocinita – le repitió palabra por palabra.

- Amor – Poché se dirigía a su novia esta vez – creo que a Natalia le pasa algo – le susurró.

- Lo que te quiere decir es que ¡Yo le regale una cocinita! – la perra no se perdía una.

- ¿Pero tu estás loca, drogada o que? – La audiencia estalló de risa – Si la niña sabe cocinar perfectamente... El otro día preparamos unos tacos para morirse ¿O no amor? – Entre la mirada endemoniada de Tania y la mirada asesina de Calle , la deportista estaba liquidada. "Finish him" dirían en Mortal Kombat.

Por si fuera poco en ese momento Bella se acercó a Beth que le estaba mostrando a todos sus amigos la mini moto – ¡Guauu! ¡Que bueno! – parece que la moto era un imán como Ramón

Beth miró la reacción de su amigovia y recordó "lección número 52: lo que a una damisela le gusta, no se cuestiona, se da". La pequeña sonrío pícaramente y bajándose de la moto, le tendió la mano a la otra niña - ¿Quieres probarla? Yo te ayudo a subir – ofreció

- Bueno, bueno por que no seguimos con la fiesta– Calle alcanzó a separar a las dos niñas – Coach Sylvester – se dirigió la grupo de jugadoras - ubíquense donde quieran que ya mismo les mando gente que las atienda.

-¿Podemos ir al trampolín? – seguro que fue Juli

- SI, si Juli pueden hacer lo que quieran – aseguró la fotógrafa.

- No se te ocurra tocar mis tartas – le advirtió Natalia a la suplente antes de que varias jugadoras salieran como niñas desesperadas hacia el trampolín.

- Calle - Poché se acercaba a su novia, después de haber visto la escena – le cortaste el mambo al cangurito. Ya casi la tenía sólo le faltaba... - Ups Poché no se si te salvas de esta

- ¡Ya mismo a la cocina! – Le señaló el lugar con su dedo – Y tu también – alcanzó a agarrar a su hija que cuando vio que se le venía la noche empezó a caminar sigilosamente hacía sus amigos, pero su madre fue más rápida.

La basquetbolista y su hija caminaban por detrás de la castaña. La dos mirando al piso y con sus manos detrás de la espalda – Estamos en problemas mami – le dijo Beth muy despacio a la peliazul  – Los ojos de mamá están que arden – Y no le pifiaba, Calle no tenía nada que envidiarle ciclope de los X men.

- Lo se bicho bolita, lo se – aunque esa mirada le causaba otra cosas a Poché que definitivamente su hija no tenía que saber.

Calle  se paró en la puerta y miró al cocinero y algunos mozos que estaban en el lugar ¿Me pueden dejar un momento a solas por favor? – pidió amablemente.

Cuando, donde y como el amor quieraOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz