Capitulo 66: "Blancanieves y los siete enanitos"

35.2K 1K 399
                                    

3/3

Un año y tres meses después – Hallowen en Casa Calle Garzón

- ¡Listo! – Calle había terminado de ayudar a sus mellizas con sus respectivos disfraces – No puedo creer lo que están viendo mis ojos – les dijo mirando orgullosa a sus dos hijas disfrazadas de enanitos. Tenías puestos calzas de colores y una chaqueta con un cinturón de otro color, para que contrastara con la parte inferior.

En los pies tenían zapatitos negros y en la cabeza un gorrito en punta. Por supuesto la cereza del postre, o en este caso del disfraz, la otorgaba la barba blanca de juguete que se tenían que poner.

Las mellizas se miraron - ¡Nos vemos geniales! – Festejó Salome - ¡Venga los cinco Em! – pidió a su hermana el choque de manos que Emma concedió con pocas ganas.

- ¿Nos vemos bonitas mamá? – le preguntó Emma dudosa de su apariencia

- Por supuesto cariño – les aseguró – Muy bonitas – agregó

- ¿Tan bonitas como estás tú cuando mami pone cara de boba al verte? – Para las pequeñas la cara de boba de Poché al mirar a Calle era buena señal.

- No... Más bonitas. Están tan hermosas, que su madre va a poner la misma cara de babosa que pone cuando las mira a ustedes – les dijo. Para Calle no había mejor momento que agarrar a su esposa mirando atontada a sus hijas.

- Me pica mamá – Emma se quejaba de la barba

- Te la sacas y te la pones antes de irnos Em – la convenció su madre mientras las llevaba a la sala donde Beth y Antonia veían por milésima vez buscando a Nemo – Ya tenemos listo dos enanitos – anunció – Tu turno Anto – Estiró su mano a la pequeña – Hora de ir a bañarte – anunció.

- Quiero que mami me haga la danza del baño – Por supuesto que Anto iba a querer bañarse con la danza del baño.

- ¡No se vale! Nosotras no hicimos la danza – se quejó Salo

- Es verdad – Emma apoyó la queja

- Anto, no tenemos tiempo para la danza del baño – negó la petición de su hija

- Entonces no me baño – caprichosa, Antonia se cruzaba de brazos.

- Esta bien... Pero la haces conmigo – Calle no tenía intenciones de molestar a su esposa después del día que había tenido Poché. La peliazulse había enterado que el equipo quería transferir a Juli a otra ciudad y había estado toda la tarde peleando a capa y espada con la entrenadora y el presidente del club.

- Pero tú no te la sabes – la acusó

- Anto llevo años escuchándola, me la sé de memoria – se defendió

- Pero tienes que hacer los gestos y todo – le advirtió la pequeña

- La voy a ser a mi manera – Era imposible igualar a Poché en la danza del baño

- Pero mamá... – Salome, más bien el enanito Salo, volvía a protestar.

- Salo... te prometo que la próxima vez la hacemos ¿Si? – La mirada no dejó lugar a protesta

Las dos mellizas se sentaron al lado de su hermana mayor de brazos cruzados.

Beth se rió y por eso le tocó golpe en su cabeza - ¡Auch! – Beth se acarició la cabeza - ¿Y eso? – le preguntó a su madre por la causa del golpe.

- Por inventar la daza del baño – le respondió.

- ¡Yo no lo inventé! – se defendió – Fue mami – dijo

Cuando, donde y como el amor quieraOù les histoires vivent. Découvrez maintenant