Veinticinco

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Por tercera vez tomé aire y suspiré, estaba ansiosa, desesperada y asustada, eso era seguro.

Pues, el destino al igual que otras veces esta vez estaba de mi lado, mis padres habían salido, en la escuela no me habían dejado demasiada tarea y con anterioridad Taehyung me había comunicado de que estaría en casa, así que, qué más podía pedir.

Además de todo las cosas ya estaban compradas y ahora también colocadas en mi cuerpo, bajo un vestido veraniego largo.

Y luego de tomar una chaqueta de mezclilla y colocarme, salí de mi casa en dirección a la del señor Kim.

Y como si ya fuera propietaria de esta entre sin consultar cómo anteriores veces.

Este se encontraba en la cocina, mientras la casa estaba inundada por la música, que como nunca antes hacía que mi corazón latiera más fuerte.

Corrí hasta él, con torpes pasas pues nunca había sido buena con los tacones altos y este, como si secretamente hubiera leído mis intenciones en mis ojos, sonrió dejando los instrumentos antes utilizados para preparar la comida y tomarme de la cintura mientras me levantaba en el aire y me daba vueltas.

-Hay algo que me gustaría enseñarte- dije sin rodeos, ni esperar más tiempo para a continuación tomar su mano y guiarlo hasta su habitación.

Taehyung no me cuestionó, ni puso resistencia, solo dejo que yo lo guiara.

Y a pesar de la música, aún era fácil apercibir los sonidos de los tacones cayendo sobre las escaleras y las risas de ambos, subiendo con tanta prisa como si el tiempo se acortara, como si ambos supiéramos que algo malo iba a pasar, como si sintiéramos que ese día ambos recordaríamos, durante mucho tiempo. Con dolor y felicidad, con lágrimas y sonrisas.

Y mientras llegaba a la habitación deje de lado la espera y me apresuré para retirar las prendas de ropa en su cuerpo, dejándolas regadas por todo el lugar, haciendo un camino hasta el lugar donde residiríamos.

Y a pesar de que este también quiso ayudarme con mi ropa, yo puse resistencia, pues esa era una sorpresa que deseaba entregársela más tarde.

Obligándolo a él, a caer sobre el colchón cuando este ya solo estaba en bóxers y con su mirada, imploraba que le dejara probar mis labios.

Fue ahí cuando recordé lo que Eva había dicho y por más de que me negara aceptarlo, esta tenía razón, pues esa era la capacidad que una mujer podía tener sobre un hombre.

Pues esta vez solo lo había atraído hacia mí, sin pedirle permiso, sin dudar de mí, solo había actuado y ya.

Y eso que ni siquiera había visto lo que traía bajo mi ropa.

Y mientras este esperaba paciente sentado observándome, finalmente decidí dejar que nuestros labios se rosasen para luego lamerlos y despegarme de ellos, sabiendo que este a continuación pediría más y efectivamente lo hizo. Pues llegue a oír un quejido al separarme.

-Summer, ¿por que esta vez te portas tan cruel conmigo?- acusó, mientras una sonrisa se manifestaba en mis labios. Pues este no entendía que yo era la que realmente está sufriendo por él.

Y luego de empujarlo y separarme lentamente de él, deje que mi chaqueta cayera al suelo, recibiendo una suplica de su parte.

-Puedo ayudarte con ese vestid...- pero su frase no fue terminada pues yo mismo había dejado que el vestido se deslizara por mi cuerpo, recibiendo la reacción que anticipaba o mejor dicho una mejor.

LIBEROSIS |+18| KTH Where stories live. Discover now