Diecinueve

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Sin darme cuenta de un momento a otro me encontraba en los brazos del Señor Kim con mis piernas enredadas en su cadera, mientras este besaba mis labios en cada suspiro que dejaba salir de sus labios demostraba que tanto como yo, se había estado conteniendo desde hace mucho.

Sin dejar de besarme, me llevó hasta la habitación, en la cual, recostó mi cuerpo sobre la suave cama en la que esta mañana había despertado.

Luego de bajar sus labios dejando pequeños besos en mi cuello y mi clavícula, sentí un gran vacío al notar que este se alejaba.

Y hasta estuve a punto de rogarle que regresara a mí.

Fue cuando vi como este se quitaba las pocas prendas en su cuerpo, mostrándome su cuerpo desnudo y sin darme cuenta, mis manos también se encontraban casi arrancando la ropa de mi cuerpo.

Me sentía asustada, mi pecho latía fuertemente y mis manos temblaban.

-Tranquila- replicó Tae, caminado hasta mí y arrodillándose en frente mío -No haré algo que tú no quieras hacer ¿sí?- explicó pasado su nariz por mi mejilla, como si estuviera captando mi olor.

-Quiero hacerlo- complete besando su mejilla, mientras este acariciaba mi espalda -Confió en ti.

Y tan solo esas palabras bastaron para que Taehyung besara mi frente y me dedicara una dulce sonrisa.

Pude sentir como luego de esto él también parecía más confiado, sus manos recorrieron mi cuerpo ayudado a quitar las últimas prendas que quedaban en mi cuerpo, no era la primera vez que Kim miraba mi cuerpo desnudo pero aun así sentí un poco de vergüenza y baje mi cabeza.

-Summer- llamó este tocando mis labios con las yemas de sus dedos -Eres muy hermosa- susurró apegado sus labios a mi oído.

¿Cómo es que tan solo unas palabras pueden hacer que una persona cambie de parecer?

Ya que al escucharlas, mi cuerpo dejo de temblar y hasta sentí que mi respiración ya no estaba agitada por la vergüenza, sino por el deseo que sentía por él.

Y Kim lo supo, pues sus movimientos dejaron de ser cautelosos pues sus manos ya estaban sobre mis pechos, sus dedos empezaron a jugar con mis pezones, haciendo que suspiros salieran de mi boca.

-Quiero que me digas cuánto te gusta, que gimas hasta que tu garganta duela, que digas lo mucho que me deseas- continuo, pues para ese momento dirigió su boca hacia uno de mis pechos lamiendo el mismo -Te he dicho cuánto me gustan tus pechos- acotó dejando uno y empezado a jugar con el otro.

Pare ese momento sentía como mi cuerpo había empezado a caer hacia atrás mientras Kim permanecía apoyado en sus brazos y besado mi cuerpo.

Fue cuando llegó hasta mis piernas y empezó a dar besos sobre estas, besos mis muslos y de la misma manera acariciando estas partes.

-Dime, después de aquella noche en la que te enseñe la manera en la que podrías resistir mientras no estuviéramos juntos ¿lo hiciste?- preguntó haciendo que a mi memoria llegaran imágenes de las cuales no había hablado con nadie.

-Señor Kim- dije mientras este esperaba una respuesta y al mismo tiempo hacia que su mano reposara en mi entre pierna, simplemente dando leves caricias aquello había empezado a volverse casi doloroso, pues lo que yo quería era que empezara a poner más presión o que sus manos hicieran lo mismo que solían hacer en mis sueños -Si- respondió con la esperanza de que ahora sus manos dejaras esas caricias -¿Y usted señor Kim, pensó en mí?- contra ataque escuchado como una risa salió de sus boca.

-No tienes ideas de cuantas veces he soñado contigo- sus palabras hicieron que mi desesperación aumentara y que me vagina empezara a desesperarse por que este la tocara de verdad.

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