Kirishima a sus 16 años podía dudar de muchas cosas, pero había algo de lo que estaba seguro: era gay. No se sentía listo para decírselo a los demás, y estaba seguro de que nadie lo sabía o sospechaba, pero al parecer las paredes eran muy delgadas...
Hola, según yo había avisado esto, pero lo vuelvo a decir porque puedo y quiero (?): Sé que hay parejas que no les puede gustar, pero si aparecen, agradecería mucho que se abstuvieran de comentar cosas negativas. Eso, grax besitos muak muak ahora lean y después me matan por demorarme tanto 🤠🤠
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De no ser por la compañía de sus amigos, Kirishima no hubiera podido sacar de su mente el vergonzoso momento que tuvo con Katsuki. Y en verdad no es que hubiera podido hacerlo; solo lo olvidaba a ratos, pero cuando se daba cuenta que lo había olvidado, lo recordaba.
Cuando se le ocurrió la brillante idea de hacerse el atrevido y responderle la estupidez del año a Bakugō —"Pues sí, la verdad que sí"— no pensó bien en las consecuencias, empezando por el hecho de que al estar solos en la habitación y que no pudiera levantarse de la camilla para huir lo más rápido de ese lugar tuvo que aguantarse la vergüenza y el silencio más incómodo de su vida.
Sin embargo, sus amigos llegaron a rescatarlo, y nunca en su vida creyó estar más agradecido de las repentinas y bastante raras irrupciones de Kaminari Denki. Bro, te amo.
Afortunadamente con las bromas y la conversación de su grupo de amigos el tema quedó de lado, pero no en el olvido. De vez en cuando las miradas escarlatas de ambos se encontraban y sus rostros se coloreaban casi del mismo color de sus ojos.
Recovery Girl llegó minutos después a hacerle una revisión a Kirishima, además de que le explicó un poco lo sucedido para que el pelirrojo entendiera mejor sus dolencias. Así, ya con un parche puesto sobre el puente de su nariz y una crema para la cicatriz que posiblemente quedaría, fue capaz de retirarse de ahí junto a los demás, incluyendo a Bakugō que por suerte ya tenía el torso cubierto, gracias Kaminari por haberle traído una camisa aunque sea prestada porque te daba mucho miedo entrar al cuarto de Bakugō. Y es que, ¿a quién no le daría miedo si tiene una maldita araña ahí, toda grande, peluda y, ay, ya le dieron escalofríos con solo acordarse? Por suerte él no tenía ninguna mascota así en su habitación así que sí le pudieron llevar su propia ropa para cambiarse.
Como buenos amigos que eran, una vez llegaron a la residencia hicieron a Kirishima sentarse en la mesa mientras ellos... bueno, más bien Bakugō, le cocinaba la cena; los otros tres solo estorbaban en la cocina hasta que el rubio los echó cuando a Kaminari casi se le cae un frasco con condimento. Y ahí estaban, entonces, haciendo compañía al pelirrojo mientras esperaban la comida.
—¿Qué tal la actividad de hoy? —preguntó Eijirō para iniciar la conversación.
Como respuesta, o algo por el estilo, los otros tres presentes soltaron un bufido al unísono, Kaminari siendo el más exagerado al dejar su cuerpo caer hacia adelante.
—Eso no me da una buena impresión —agregó Kirishima, arqueando una ceja y soltando una pequeña risa.
—Fue una de las cosas más agotadoras que hemos hecho hasta ahora. En serio, ¿acaso tienen una lista de ideas de "cómo torturar a los alumnos"? —Se quejó Denki, su rostro mostrando descontento.
