🏳️‍🌈catorce🏳️‍🌈

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—Debes estar de broma

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—Debes estar de broma.

Sero dijo lo que tanto él como Kirishima y Bakugō pensaron apenas salieron del auto.

Era sábado, y esa noche sería la increíble fiesta de Halloween que tanto esperó el anfitrión de esta que llegara. Denki pidió a sus amigos cercanos que lo acompañaran más temprano a su casa para ayudarlo con las preparaciones, les decía que les compensaría con un buen almuerzo para asegurarse de que lo acompañaran (aunque en realidad no hacía falta).

Kirishima y Sero aceptaron de inmediato, mientras que Ashido se negó pues ya tenía planes con las chicas antes de la fiesta. Bakugō, incluso si no confirmó explícitamente, se apareció a la salida de la UA mientras los otros tres esperaban el automóvil. Ya a esas alturas no les sorprendía.

La cosa era que, ya se le hacía extraña la situación a los tres chicos cuando el auto que iba a por ellos llegó. Aparte de que se trataba de un brillante y limpio auto negro de lujo, de este se bajó un hombre en traje y con lentes de sol, que sin decir nada más que un "Buenas tardes" les fue a abrir la puerta trasera. Ese fue el primer "¿Qué carajo?" que se dijeron.

El segundo fue cuando notaron que se encontraban por uno de los sectores más... acomodados, de la ciudad. Pensaron que el conductor se había equivocado, pero por lo visto Kaminari no se veía ni un poco sorprendido por el rumbo que estaban tomando. Así que no, no parecía ser que el conductor se hubiera equivocado.

La última y ya más definitiva sorpresa fue en ese mismo instante, cuando ya se detuvieron frente a la ostentosa casa.

—¿Por qué nunca nos dijiste que eras millonario? —preguntó Sero con un volumen un poco más elevado de lo normal, tomando al más bajo de los hombros y zarandeándolo.

—¿Qué? ¿Pero de qué diablos hablas, hombre? —refutó Denki, deteniendo al contrario tomándolo de las muñecas—. Yo no soy millonario.

Los tres lo miraron dudosos, para nada convencidos de esas palabras pero aún así dándole el beneficio de la duda.

—Mi abuelo lo es —Bakugō rodó los ojos mientras cruzaba sus brazos. ¿Por qué esperó algo lógico por parte del chico?—. Y después de eso, mi madre lo será. Y de ahí recién lo seré yo —explicó con tal convencimiento el chico, como si su corrección realmente hubiera sido valiosa. 

Kaminari ignoró las muecas de sus amigos y se giró hacia la gran puerta de entrada, la cual fue abierta desde el interior. Un hombre de mediana edad, de cabello oscuro con toques grises pulcramente peinado además de un delgado bigote los esperaba dentro de la estancia.

—¡Yoshida! —Exclamó el rubio acercándose de inmediato al mayor y chocando su puño con él, aunque el hombre se mantuviera sereno—. ¡Hace rato no te veo! ¿Qué tal todo?

—Bienvenido a casa, joven Kaminari —saludó de vuelta al muchacho con formalidad. Seguido, sus ojos se posaron sobre los otros tres, y por alguna razón se sintieron intimidados—. Y...

¡Sí, soy gay! 🌈kiribaku/bakushimaOnde as histórias ganham vida. Descobre agora