🏳️‍🌈trece🏳️‍🌈

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Después de lo ocurrido del día en el centro comercial, Kirishima estaba esperanzado de que no sospechara en lo absoluto de él

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Después de lo ocurrido del día en el centro comercial, Kirishima estaba esperanzado de que no sospechara en lo absoluto de él.

Espera, ¿por qué hablaba de eso como si hubiera hecho algo malo? Él no había hecho nada malo, ¡claro que no! Bueno, sí había hecho una que otra cosa mala, pero no vamos a hablar de cómo por accidente le golpeó a su perrito en Minecraft, eso no venía en nada con el asunto. Era un nuevo día, y debía de comenzar dejando lo malo atrás.

Los fines de semana, la rutina mañanera de Kirishima no era tan complicada. Era de los pocos del curso que tenían la fortaleza de hacer ejercicio apenas se levantaban. Y, a pesar de todo, continuaba con ese hábito pues lograba distraerlo y desestresarlo bastante, además que le daba un subidón de energía en la mañana.

Los domingos siempre rondaba las diez de la mañana al despertarse, y ese día no fue la excepción. 

Hizo todo con total normalidad, como si nada de lo que llevaba pasando en su cabeza existiera. Y es que a lo mejor el cerebro todavía no entraba en máxima funcionabilidad por la hora, o por simplemente recién haber despertado.

No le tomó mucho cambiarse de ropa, y tomó una toalla pequeña y su cepillo de dientes para bajar al baño, todo haciéndolo aún medio dormido y con parte de su cabello tapando sus ojos.

Esto ocasionó que al abrir la puerta, chocara con el par que lo estaba esperando afuera, como todas las mañana-

Espera, eso no era algo que ocurría todas las mañanas.

Kirishima se talló los ojos luego de arreglar un poco su cabello que le tapaba un poco la vista para mirar mejor a Kaminari y Sero, ambos frente a él de brazos cruzados, confundiéndolo ante la sorpresiva visita y la seriedad en sus rostros.

—¿Chicos? ¿Qué hacen aquí? —cuestionó ladeando la cabeza. Algo hizo click en su cabeza, por lo que sonrió—. ¡Ah, no me digan! ¿Hoy por fin harán ejercicio matutino conmi-? ¡Kaminari! ¿Qué te pasó? —El moreno se detuvo abruptamente al notar el moretón en el ojo del rubio.

—Ah, ¿esto? No es nada —explicó, una extraña mueca adornando su rostro—. Solo que, el chico que te gusta, ayer me dio una pequeña lección por haberlo espiado e interrumpido luego de que me usaras de sacrificio.

—¿Eh? ¿Que Bakugō hizo qué?

Y apenas eso salió de su boca, Kirishima notó la idiotez que acababa de decir.

Los colores se le subieron a la cabeza, y la seriedad en los rostros de sus amigos desaparecieron drásticamente cuando estallaron en risas mientras Eijirō, a punto de dejar de funcionar, agarraba su cabeza en signo de arrepentimiento dándole la espalda a ambos chicos, maldiciendo internamente su estupidez una y otra vez.

—¡Te lo dije! ¡Ya dame mis quinientos yenes! —Le recriminó Hanta a Denki.

—¿Qué? ¿De qué quinientos yenes me hablas? —contestó el más bajo cruzado de brazos y desviando la mirada, claramente mintiendo.

¡Sí, soy gay! 🌈kiribaku/bakushimaWhere stories live. Discover now