Capítulo 16

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"—Brad ¿Has estado con alguna mujer kanatita? Es decir, no sexo, sino relación amorosa.

—Sí —le dijo el muchacho, mientras limpiaba—. Su nombre es Oirik, como una flor de aquí. Estuvimos juntos nueve meses.

—¿Y qué pasó?

—Ella... Simplemente me dejó, creo que no era suficiente —sonrió levemente—. No somos como sus hombres."

Miró el techo, y por primera vez, era Kiha quien se había dormido antes que él. Y es que el castaño no podía, su cabeza no le daba un suspiro.

Tal vez él no era el indicado para ella, tal vez nunca sería el indicado para ninguna mujer que no fuera de su especie... Ella esperaban más de un hombre.

Entendía que las relaciones entre machos Kanatitas y humanas funcionaran, las hacían sentir protegidas, amadas, eran fuertes... Todo lo que él no era, y también esperaban las hembras de las especies de allí.

Se giró en la cama, y miró la puerta de su habitación. No sabía quienes eran sus verdaderos padres, ni como había llegado a la isla. No tenía familia, ni amigos... No tenía nada.

Su vida siempre había sido vacía. No encajaba en la isla, ni fuera de ella. No era nadie, y dudaba que a alguien pudiera importante lo suficiente para pedirle que se quedara.

Salió de la cama, y le dio un suave beso en los labios a Kiha, que ni la inmutó, y fue hasta su armario, para buscar algo que ponerse.

***

Se despertó al escuchar a Hammie ladrar, y supo que ya sería muy tarde. Se quejó, y se giró en la cama, encontrándola vacía. Sí, ya era tarde, Boit ya se había ido al trabajo también.

Se desperezó y luego se sentó, tomando el celular que estaba sobre la mesa de noche.

"Buenos días linda ¿Quieres cocinar o que lleve la comida?"

¿Linda? Leyó frunciendo el ceño ¿Por qué tenía que ser tan... Tonto? No le gustaba cuando la llamaba de esas formas tan cariñosas.

"No, traéla tú" le contestó, antes de salir de la cama.

Fue hasta al baño, y luego de unos minutos fue a abrirle la puerta a Hammie, para sacarlo al jardín.

—Ven —pronunció saliendo ella también, en pijama.

—Wou, que imagen más sexi —sonrió divertido Giel.

Ella lo ignoró y cerró la puerta, antes de bajar las escaleras con Hammie.

—Oye ¿Cuando aceptarás ir a desayunar conmigo? O almorzar, lo que tú quieras.

—Es muy temprano para tener que soportarte.

—Son más de las diez de la mañana.

—Por eso —le dijo caminando hasta la puerta de salida.

—Kiha ¿Él te entiende?

—Que pesado eres, en serio.

—¿Entiende cada uno de tus sonidos? ¿O debes pedirle lo que quieres? ¿A caso sabe dónde tocar o como besarte para hacerte peder la cordura? ¿O mínimamente tiene la resistencia para satisfacerte?

Salieron al jardín, y Hammie corrió directo a un árbol.

—Ey, mira —le dijo tomándola de los hombros, para girarla y que lo mirara—. Lo ves, son iguales —pronunció señalándole sus orejas, y luego las de ellas—. Nuestros ojos son iguales, nuestro olfato es el mismo. Nosotros podríamos entendernos sin hablarnos.

Ella desvió la mirada, y luego se giró para mirar a Hammie, sin decir nada.

—Él ni siquiera se daría cuenta, no podría olerlo —sonrió—. Y si tú aceptas, yo tampoco diré nada.

***

—Días después—

Se cambió de ropa, y luego se despidió de su compañero, antes de salir. Finalmente había terminado su jornada laboral, y lo mejor de todo, es que al día siguiente no tenía que trabajar.

Era su día de descanso, y podría dedicarle todo el tiempo a Kiha. Hasta había pensando en irse a pasar el día a la selva, sabía que ella no estaba acostumbrada a estar encerrada.

Acomodó con cuidado las cajas que llevaba en la bicicleta, y se dispuso volver a su hogar. Había preparado algo especial para ellos, eso era lo bueno de trabajar en la cocina.

Sabía que a ella le encantaba la carne de cerdo, desde que se la había hecho probar una vez. Así que le había elaborado un platillo especial.

Dejó su bicicleta abajo, y saludó al conserje, subiendo al ascensor. Tomó su celular, y observó que Kiha no le había respondido el último mensaje, dónde le preguntaba si se sentía mejor.

La noche anterior, la muchacha había estado de bastante mal humor, alegando a que le dolía la cabeza. Y aunque Boit había insistido de ir hasta el hospital, ella se había negado, enojándose más aún.

Es por eso que el castaño le había preparado algo especial, para intentar hacer las pases.

Al entrar a su casa, encontró sólo a Hammie durmiendo en el sofá, como ya se había acostumbrados a hacer. El cachorro ya no estaba tan pequeño, y tenía casi el tamaño de un perro mediano. Y eso que le quedaba mucho para crecer.

—Kiha, estoy en casa —habló, dejando la caja en el horno, antes de poner la mesa para los dos.

Frunció el ceño, confundido, y caminó hasta la habitación.

—¿Kiha?

La cama estaba tendida, y la ventana de la habitación abierta. Ella no estaba allí. Tomó su celular y marcó el número, sentándose en la cama.

Pero ella no respondió, por lo que le dejó un mensaje de voz.

—Kiha, estoy en casa ¿Dónde estás? —preguntó preocupado.

Quizás ella había ido al hospital, o había tenido una descompensación y alguien más la había llevado, por eso no le había avisado nada.

Con aquella idea en mente, y temor, salió rápidamente de la habitación, dirigiéndose a la sala para salir de la casa, e ir hasta el hospital.

—Boit —pronunció la castaña, al abrir la puerta y encontrarlo justo parado en frente de ella.

—¿Dónde estabas? ¿Estabas bien? —le preguntó abrazándola.

—Sí, sólo... Bajé un rato —murmuró.

Se separó de ella, y la tomó del rostro, mirándola a los ojos.

—¿Te sientes mejor?

—¿Mejor?

—Sí, anoche estabas con dolor de cabeza.

—Ah... Sí, tomé una de esas pastillas que tú dijiste que servirían. Estoy bien.

La miró inseguro, y volvió a abrazarla.

—Lo siento.

—¿Por qué?

—Por hacerte enojar anoche —le dijo arrepentido—. Sé que puedo ser muy insoportable, pero en serio me preocupo por ti. La doctora dijo que podrías estar anémica la última vez.

—Estoy bien, Boit.

Se separó de ella una vez más, y sonrió suavemente, acariciándole una de sus mejillas, antes de darle un suave beso.

—Te traje algo que te encanta, espero tengas hambre.

Ella asintió con la cabeza, pero no lo siguió a la cocina.

—Regreso en un momento.

—¿A dónde vas?

—Al baño.

...

KihaWhere stories live. Discover now