2. Tere excusándome

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Lucy

-Suerte chicos. -nos deseó Derek en cuanto llegamos al colegio.

-sí, como sea. –dije irritada y me bajé del auto con la mayor rapidez del mundo. Fueron los peores diez minutos de mi vida. Hubiera preferido irme con Rubén y los revoltosos ya que los chicos durante todo el camino fueron escuchando música alta y eso no ayudó con mi migraña. Simplemente empeoraron mi estado, el cual pensé que no podía ser peor, pero sí pudo, denles las gracias a ellos.

-También te quiero. -dijo él a través de la ventana. Alex y Tomás me siguieron por detrás. Tomás se fue con sus amigos y Alex, simplemente se perdió entre los estudiantes que iban y venían por los pasillos. Por mi lado, caminé hasta mi casillero para sacar mis cosas.

-¡Lucy! -escuché a mis espaldas. Metí mi cabeza dentro del casillero cansada, no quería hablar con nadie. Necesito una pastilla y dormir un poco, porque si no, estaré de mal humor todo el día y nadie querrá eso.

-¿Qué? -dije con fastidio.

-ay, qué humor. -se quejó.

Y aquí estaba Teresa. La típica chica popular; capitana porrista y probablemente la más guapa de todo el colegio. Rubia, su cabello lacio y largo, ojos grises, piel bronceada y siempre a la moda. Es simplemente el famoso estereotipo de escuela norteamericana.

-sí, como sea.

-¿culpa de tus hermanos? -arqueó una ceja.

-como siempre. -cerré mi casillero y la observé con un puchero. Ella extendió sus brazos y me rodeó con ellos. -quiero dormir y llorar.

-ya tranquila, todo estará bien ¿vamos al spa después de clases? -me preguntó y asentí. -para eso estamos las mejores amigas. -sonreí.

Además de ser hermosa y popular, es mi mejor amiga de toda la vida. Desde que tengo memoria ella ha estado a mi lado, siempre. De pequeña no solía agradarme del todo, pero ella nunca se alejaba e intentaba de todo hasta que yo tampoco podía vivir sin ella. Sí, así de antipática soy, desde la cuna se podía decir.

-por eso te adoro, eres la única que me comprende.

-Yo también te adoro. –rio.

-¿tienes alguna pastilla para el dolor de cabeza? -le pregunté separándome de ella.

-claro, siempre vengo preparada. -dijo y hurgó su bolso hasta sacar un sobrecito con pastillas. -y tal vez necesites esto. -dijo y sacó una toalla femenina. Eso me hizo alarmarme, no recordaba que dentro de poco me iba a bajar.

-¿cuándo te vino?

-ayer. -me avisó y ahora sí que estaba alarmada. A mí siempre me viene uno o dos días después que ella.

-Dame eso. -le arrebaté la toalla de la mano y corrí al baño con prisa mientras ella me pisaba los talones.

***

-Ahora entiendo mi mal humor, además, ayer no dormí bien. -dije caminando por el pasillo junto a Tere.

-ya tranquila, vamos a clase y me cuentas qué pasó. -asentí mientras sacaba la pastilla de cólicos del sobre. Tomé mi botella de agua y le di un trago después de colocar la pastilla en mi lengua. De un solo trago se deslizó por mi garganta hasta posiblemente llegar a mi estómago, pero no podía comprobarlo si ya había llegado o no. Lo único que sabía con claridad era que esto me minimizaría el dolor que siempre me viene cuando comienzo a desangrarme. Solo esperaba que me hiciera efecto rápidamente, porque no quería terminar matando a alguien, porque me veía capaz de hacerlo si me llegaran a tocar un pelo.

Vida Entre Chicos (SC Libro #1) Where stories live. Discover now