28. Chispita

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Lucy

-shh, solo ponlo ahí. -empecé a escuchar algunos susurros mientras seguía medio dormida. Me moví y me acomodé. Seguramente aún era muy temprano para ir al colegio pero mis hermanos ya estaban despiertos.

-Cállate, casi la despiertas. -seguí escuchando los susurros que ya empezaban a ser irritantes. No entendía muy bien todo lo que decían, pero eran susurros molestos.

-¡tú solo ponlo!

-Dejen de pelear o se despertará. -empecé a gruñir al escuchar lo último. Quería dormir tranquila y esos ruidos lo evitaban. Seguidamente empecé a sentir algo mojado pasar repetidamente por todo mi rostro. Abrí los ojos e intenté quitarme lo que sea que estaba en mi cara dándome cuenta del cachorro que estaba sobre mí.

-¿pero... qué? -sonreí y éste se lanzó de nuevo a lamerme el rostro. Reí y lo aparté para luego tomarlo en brazos y bajar por las escaleras con la pequeña pug. Y si, era hembra y era una cosita sumamente pequeña. Entré a la cocina en donde todos mis hermanos se encontraban. Rubén, como siempre, estaba cocinando; Derek atragantándose con su desayuno al igual que Tomás mientras que Alex observaba su celular y los gemelos veían a Rubén.

-chicos ¿quién trajo esta perrita? -les pregunté. De inmediato todos me voltearon a ver.

-No sé, pregúntale al sujeto atrás tuyo. -me dijo Rubén con una sonrisa. Fruncí el ceño y me di la vuelta. De inmediato uno de mis hermanos me arrebató la cachorra de las manos sabiendo lo que iba a pasar.

-¡papi! -chillé corriendo hacia los brazos de mi papá para colgarme de su cuello. Él y me abrazó tan fuertemente como yo lo hacía.

-También te extrañe, princesa. -me soltó ligeramente y besó mi cabeza. Él era mucho, pero mucho más alto que yo, mi cabeza siempre quedaba en su pecho a la hora de abrazarlo y adoraba eso porque me sentía segura y oliendo su aroma. Desde niña adoraba el perfume de papá, era mi fragancia favorita y ya había extrañado sentir ese olor cerca de mí.

-¿Qué haces aquí? -le pregunté al soltarlo ligeramente.

-tengo algunos asuntos que hacer aquí en San José y estaré un par de días. -me explicó y sonreí para volverlo a abrazar.

-¿y mamá? -le pregunté con las esperanzas de que me dijera que estaba aquí también. Quería hablar de tantas cosas con ella ya que no la veía hace como un mes y medio.

Desde que mis padres firmaron su nuevo contrato, viajan demasiado. Lo más que han podido permanecer en casa desde eso, han sido 4 semanas. Ya después de eso solo procuran venir para fechas especiales como algunos cumpleaños, navidad y año nuevo o cuando tenían negocios acá. Que trabajaran fuera de la ciudad era muy complicado y no nos quedaba de otra que quedarnos solos. Esta vez habían estado un mes y medio afuera y ya me hacían muchísima falta.

-Lastimosamente no pudo venir, había algunos asuntos pendientes en las oficinas de Nueva York y no podíamos dejar las cosas a medias, entonces tuve que venir solo. -me explicó haciendo mi ánimo decaer ligeramente.

-¿Cuándo crees que vendrá? -le pregunté con una pequeña mueca triste.

-Pronto cariño, por ahora te traje lo que traías en manos. -dijo sonriendo.

-¿Es mía? -pregunté sintiendo las ganas de gritar en mi garganta.

-completamente tuya. -dijo entregándome un pequeño collar de un color azul celeste con líneas rosa intenso. Éste traía un dije de hueso al que solo le hacía falta colocar el nombre. Sonreí y chillé abrazando nuevamente a mi papá.

-¡Gracias, gracias, gracias!

-es hembra porque pensé que te gustaría más un poco de compañía femenina en esta casa llena de hombres.

Vida Entre Chicos (SC Libro #1) Where stories live. Discover now