52. La Plática

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Lucy

-¿ya te sientes mejor? -me preguntó Nicolás después de entregarle el vaso de nuevo. Él lo tomó y lo colocó sobre la mesa sin apartar la vista de mí.

-sí, aunque mi cabeza aún es un lío.

-¡Lucy! -escuché una voz infantil. Me giré sobre mi eje y vi a Gisele en la puerta de la terraza. Sonreí al verla mientras ella corría hacia mí para abrazarme. -¿me extrañaste? -preguntó mientras yo la estrechaba entre mis brazos.

-claro que sí. -sonreí y me aparté para verle a la cara.

-¿por qué no vienes más seguido? me gusta que estés aquí. -dijo empezando a jugar con uno de los mechones de su cabello el cual permanecía solo sujeto con una diadema roja que destacaba entre el profundo negro de su cabeza y el azul de sus ojos.

Reí.

-Intentaré venir más, tal vez en una de esas también traigo a mis hermanos. -le propuse, noté como sonrió alegremente mientras que sus mejillas se sonrojaron un poco, era casi imperceptible, pero gracias a nuestra cercanía y su extremadamente blanca piel, pude notar ese pequeño rubor.

-¡sí! -chilló emocionada.

-Lucy, ¿no tenías que ir a ver a Tere en tu casa? -comentó Nicolás, parecía incómodo con algo, pero no quise saber por qué. Apenas vi la hora noté lo rápido que había pasado el tiempo, tenía justo el tiempo exacto para regresar a casa y no hacer esperar a mi mejor amiga.

-diablos, no sabía qué hora era. -dije yendo a buscar todas mis cosas.

-le pediré el auto a papá, Gisele, tú te quedas haciendo tus tareas ¿sí? -Nicolás le avisó, ella asintió y me observó con detenimiento.

-¿volverás pronto? -me preguntó haciendo un leve puchero.

-Lo intentaré. -respondí esperando la aceptación de su parte.

Al parecer mi respuesta le satisfizo lo suficiente para que no tuviera la necesidad de seguir insistiendo. Solo me abrazó de nuevo y todos bajamos al primer piso. Vi a su padre sentado en el sillón, estaba con una pila de papeles en frente, llevaba solamente un pantalón de vestir y una camisa blanca remangada hasta arriba de los codos, cuando levantó la mirada al notar nuestra presencia, noté algo en él... algo que por alguna razón, no había visto antes, juraba que esto era falso... pero no creía que él estuviera jugando. O al menos eso esperaba.

Su ojo derecho era azul y su izquierdo era una especie de verde mezclado con café, bastante parecido al tono de ojos de Rubén. No pude percibir muy bien gracias a la distancia, pero entre sus ojos sí había una gran diferencia de color. ¿Tenía heterocromía o era una simple broma para confundirme? dudaba que lo segundo fuera posible. Aunque pensándolo bien... aunque eso hacía que tuviera sentido el hecho de que Gisele y Nicolás sacasen ambos los ojos azules. El azul dominó gracias a ambos padres.

-¿Te sorprenden los ojos no? -mencionó él riendo. Yo quise decir algo, pero por la vergüenza de haber estado viendo fijamente durante un rato no me dejó decir una oración. -Tranquila, no es la primera vez que me ven así. -dijo riendo.

-¿Me prestas el auto para llevar a Lucy a su casa? -le preguntó Nicolás a mi lado, ignorando toda la pequeña conversación que había empezado con su padre.

-Claro, las llaves están donde siempre. -le dijo mientras guardaba unos papeles dentro de una carpeta.

-Ya regreso. -me avisó Nicolás, dejándome sola con su padre y con Gisele.

-yo... perdone, no era mi intención verlo de esa manera. -Me disculpé finalmente.

-no tienes de qué disculparte, de todas formas no importa. Es algo con lo que he aprendido a vivir con los años. -dijo y se encogió de hombros. -por cierto, te pareces muchísimo a tu padre. Él y yo estudiamos en California juntos.

Vida Entre Chicos (SC Libro #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora