15. No me subestimen

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Lucy

Salí a la entrada del colegio a esperar a mis hermanos. Vi a Tomás entrando a los vestidores, posiblemente ya no tardaría en llegar, pero Alex, no tenía ni idea de dónde podría estar. Me senté en los escalones de la entrada. Ya no había muchos estudiantes y Tere se había quedado en las prácticas de porristas. Así que solo me senté ahí y empecé a tirar pequeñas piedras hacia la calle.

-te quise asustar, pero recordé el golpe que le diste a Tomás y me arrepentí. -dijo Alex sentándose a mi lado. Me reí por su comentario.

-Alexander, ¿tú le dijiste algo a Nicolás que no quería que supiera? -lo volteé a ver. Lo creía incapaz, pero igual quería preguntarle.

-¿Cómo qué?

-Mi nombre completo.

-¿Qué? Claro que no, me gusta ser de los pocos que te molesta con eso y ¿por qué se lo diría? -arqueó una ceja.

-averiguó mi nombre y sospeché que alguno de ustedes dos se lo dijo.

-Puede que Tomás haya sido capaz, pero lo dudo a menos que él se lo haya preguntado. -se encogió de hombros. -por cierto, el video de cuando tiraste al entrenador Jennings se está haciendo muy viral en redes.

-¿video? ¿Hay un vídeo de eso?

-sí. -este sacó su celular y me lo mostró. Reí al verlo, pero me preocupé al instante. Si esto llegaba a manos del director, me iba a castigar aunque el entrenador me defendiera.

-¿puedes borrarlo de la red? -le pregunté asustada.

-sí, claro, solo necesito mi computadora, pero si alguien ya lo guardó en su celular ya no puedo hacer nada.

-Con tal de que lo borres de YouTube está bien. -suspiré aliviada. Adoraba que mi hermano fuera una especie de niño rata, ósea un mini nerd genio de computadora. Había logrado hackear muchas cosas que no daría detalles. Obviamente no lo había hecho para hacerle un mal a nadie o robar algo, pero lo había hecho y nunca sabría cómo es que lo hace.

-¿para qué quieres borrarlo? Está épico.

-Es solo para que no llegue a manos del director, capaz y me expulsa por agresión hacia un profesor.

-tranquila, no pasará nada de eso teniendo a un experto informático en la familia. -sonrió con malicia y tronó los dedos de sus manos.

-gracias Alex. -suspiré y me recosté en su hombro. -eres un pequeño niño rata.

-lo sé.

-Algún día sabré de dónde aprendiste a hacer esto.

-tal vez, aunque no lo creo. -dijo y recostó su cabeza sobre la mía.

-¿Por qué no quieres que nadie sepa de dónde aprendiste?

-Es un oscuro secreto que aún no quiero sacar de la caja fuerte, que por cierto, tiene candados extra y está enterrada en el desierto. -reí por su metáfora y me levanté de ahí. Sacudí el polvo de mis pantalones y me acomodé la mochila en mi hombro.

-vámonos, ya me aburrí de esperar a Tomás. Que se vaya solo.

-está bien. -dijo estirando su mano hacia mí. La tomé y lo ayudé a levantarse. Hoy nos tocaba ir caminando, así que era mejor ir avanzando desde ya.

-¿me crees capaz de tirar a un chico del equipo de fútbol americano? -le pregunté a Alex después de caminar un rato en silencio.

-tal vez, ¿por qué la pregunta?

-Nicolás no me cree capaz y apostamos veinte dólares a que lo derribo y hago un touchdown.

-bueno, hace mucho no jugamos eso. Pero recuerdo que de pequeños cuando lo hacíamos con papá, golpeabas fuerte aunque a veces te dejáramos ganar. -Rio haciéndome golpearle el hombro.

Vida Entre Chicos (SC Libro #1) Où les histoires vivent. Découvrez maintenant