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Lunes, 5 de agosto de 1985

"Son sólo los lunes cada semana" pensó Graham mientras caminaba, con los ojos casi llorosos, a sus clases de educación física. Sí, un poco exagerado, pero odiaba tener que ir. Sólo le quedaba ese y un año más para terminar la escuela secundaria, lo cual lo motivaba a ir para no reprobar esa asignatura que tanto detestaba.

Eran las 8 de la mañana, y ese era un día normal en Londres: nublado y húmedo.

 Había acordado con los directivos ir a las clases de los lunes, ya que no podía los martes debido a sus clases de guitarra en ese horario, y Graham iba al instituto en el turno tarde.
Pero su cambio de horario lo llevó a tener que realizar actividad física con los chicos de último año de la mañana, en vez de sus compañeros, lo cual lo hacía extremadamente más difícil de lo que ya era. Graham era muy tímido y apestaba en deportes... o cualquier cosa que tenga que ver con coordinar sus piernas.

Esta era la primer clase del año y apenas ingresó al campo de deportes tenía ganas de volver a su casa y dormir.

El campo era grande, y tan verde que no lo podía mirar por demasiado tiempo, o le ardían los ojos. Al rededor estaba la pista de atletismo, y un poco más detrás, las gradas.

Los chicos de último año eran bastantes. Graham se sentía muy intimidado, por lo que se sentó en el suelo, alejado de las gradas y de todos los demás,  esperando a que el profesor se digne a pasar lista.

Cuando al parecer toda la clase había llegado, y algunos de los chicos estaban reunidos en un círculo en medio del patio, el profesor hizo sonar su silbato para que los demás se acerquen.
Graham caminó sin ganas, y se sentó en el suelo como todos los demás.

El profesor comenzó a pasar lista. Graham estaba nervioso, e inconscientemente se llevó la mano a la boca, mordiendo sus uñas. tenía miedo de que el profesor lo nombrara y dijese su nombre completo. No tenía problema alguno con su primer nombre o su apellido. Pero era su segundo nombre lo que lo encolerizaba y ruborizaba.

—¿Connor Walter?— prosiguió el profesor.

—Aquí—dijo un chico al que Graham no vio bien, alzando su mano.

—¿Coxon...Leslie?—dijo el profesor, con un tono risueño—. ¿No es ese nombre de niña?

—Es Graham Coxon— dijo Gra, con el rostro ardiendo y su brazo derecho alzado, mientras toda la clase reía.

—Chicos, por favor—dijo el profesor, haciendo gestos con la mano para que la clase se calme—.Lo siento, Coxon, ¿Leslie es tu segundo nombre?

—Sí... p-pero nadie me llama así, profesor—dijo Graham. Podía seguir oyendo las risas y susurros alrededor de él, lo cual lo hacía sentir muy inseguro. ¿Acaso estos idiotas jamás habían oído el nombre Leslie en un hombre? Era raro, sí. Pero no era para tanto. Después de todo... habían nombres más extraños, ¿no?... Graham pensaba eso tratando de consolarse, pues sus ojos se habían llenado de lágrimas otra vez. ¿Por qué debía ser tan sensible?

 Se levantó y fue a sentarse detrás de un grupo de chicos que tenían su propio círculo, puesto que el profesor al parecer ya los había anotado en su lista y muchos se dispersaron luego de eso.

Graham se quitó los anteojos y disimuladamente secó unas pocas lágrimas que no había podido evitar.

—Te acostumbrarás—dijo uno de los chicos de ese grupo, sentándose junto a él. Graham se incomodó, no quería que le hablaran.

—¿A qué?—dijo el moreno, intentando no mirarlo a los ojos. Le ponía nervioso la belleza de aquél joven.

—A que se rían de tu nombre... supongo que no es la primera vez que alguien lo hace al oírlo—. El rubio posó sus ojos celestes en la mirada de Graham—. No es muy común, pero tampoco es un feo nombre. Tiene personalidad. Si te hace sentir mejor, los niños en la escuela primaria se reían de mi nombre. Se burlaban de mi apellido llamándome All-Bran.

—¿Y cómo te llamas?—dijo el más joven. De alguna manera, aquél chico lo había hecho sentir mejor. Ahora sus lágrimas estaban secas, y ya no le ardían los ojos. Aunque apostaba a que incluso ese chico, no habría llorado ni siquiera de niño cuando se burlaban de él. No era un cobarde. Y Graham sí, incluso hasta ese día le enojaba hasta las lágrimas no poder tener algún nombre normal.

—Me llamo Damon Albarn—. Graham rió, quizá más de lo que debería, y luego se disculpó. El sobrenombre que le habían puesto era gracioso... hasta ingenioso, tal vez. Sí, sonaba como aquél cereal All-Bran.

—No te disculpes, es muy gracioso de hecho. A veces hay que reírse de uno mismo, ¿no?. Trata de hacerlo la próxima, aunque sea difícil. Verás como pronto tu nombre dejará de ser un chiste... si es alguna vez lo fue.

—Lo intentaré. Gracias, All-Bran.

—De nada, Leslie—. Damon le sonrió, y fue a reunirse con quienes parecían sus amigos.

Graham ya no se sentía tan mal. De hecho, estaba sonriendo desde el momento en que aquél chico lo miró. Sí se había sentido incómodo, pero no incómodo de 'intimidado', sino incómodo de ¿'asombrado'?. El chico tenía una belleza no muy fácil de ignorar... u olvidar.


ooof bueno. tuve que empezar con esto otra vez. la idea de graham panadero era muy muy muuuuy bizarra y damon, el que trae la bolsa de pan  ????
voy a dejar el gramon proletario en mi cabeza kskajsskal
bueno espero que esto no se vaya a la mierda porque ni idea de cómo va a continuar🤠🤠
 

   also, esto está inspirado por canción moday de the jam♡♡♡♡

monday; gramonWhere stories live. Discover now