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Lunes, 4 de noviembre de 1985


Tres semanas habían pasado desde la charla de Alex y Damon, pero el último aún no podía hablar con Graham. Le dolía mucho el tener que separarse de él por lo que los demás dirían. Finalmente estaba con alguien que era amigo y amante a la vez, que lo comprendía y quería sin importar nada.

Ese mismo día comenzaba una ola de torneos y competencias de distintas actividades físicas y recreativas que se llevarían a cabo toda esa semana, contando con la participación de todos los cursos. A Graham no le interesaba, pero de todas formas iba porque el evento duraba doble turno, de forma que podía ver y estar más tiempo a Damon, el cual tenía una excusa para faltar a la universidad, al igual que Alex.

Estaban sentados en el suelo, alejados de todo. Las competencias habían empezado hacía dos horas. Podían oír las voces y gritos a lo lejos de los chicos que sí tenían interés en participar.
Graham se recostó y miró al cielo con el ceño fruncido, pues tanta luz le molestaba. El cielo estaba turquesa, y ninguna nube se asomaba. Pensó en Damon. Los últimos días había estado algo distante y tenía mucho más cuidado que antes de mostrarse afectivo en público. Creyó que después de esa vez que no le importó si alguien los veía en esa situación tan comprometedora en aquél cubículo de las duchas, entonces ya no le importaría nada. Pero en cambio, se volvió incluso más miedoso y precavido que antes.

Damon seguía sentado, con sus rodillas flexionadas y ambos brazos apoyados en estas, mirando a los estudiantes que corríanal lo lejos. Al igual que Graham, también pensaba en sí mismo. Por un lado, creía que no debería importarle lo que los demás dijeran. Era su último año y muy pronto se iría de aquella escuela. Todo lo que hubieran dicho alguna vez de él y su misma persona quedaría en el olvido. Pero por otro lado, pensaba en su reputación y la de Graham, que debía pasar un año más en aquél infierno, y que quizá no abandone la ciudad al igual que él. Si los rumores llegaban a esparcirse más allá del ámbito escolar, entonces ya se convertiría en un problema mayor. Sabía que por más "mente abierta" que la gente sea, el prejuicio siempre estaría.
Pero no sabía cómo decírselo a Graham, ni qué decirle exactamente. ¿De verdad no quería estar con él? ¿O sólo se dejó llevar por lo que le dijo Alex?
Y sí, también estaba Alex, que en parte tenía algo de razón. Damon se había olvidado prácticamente de su existencia, y la culpa era de Graham.

—Day...

—¿Sí?— Damon se volteó para verlo. Graham continuaba recostado y con la mirada fija en el inmenso azul.

—¿Pasa algo? Has estado... distante.

—No— Damon se recostó a su lado y lo escuchó hablar, también mirando la infinidad del cielo.

—¿Entonces? Mira, sé que no soy... perfecto. A decir verdad, si yo fuese tú también me daría vergüenza que me vean conmigo.

Damon se incorporó apenas oyó eso.

—No... ¿Por qué dices eso? No es eso. Es sólo que no sé lo que me pasa últimamente—mintió—. Tengo muchas cosas en las que pensar. Como qué haré al salir de aquí. No sólo pienso en nosotros—dijo, recostándose otra vez— ojalá pudiera.

No se sentía bien mentirle a Graham. Pero no tenía las agallas para decirle lo que realmente le molestaba. Ni tampoco para contarle a Alex lo que sentía por Graham. Tenía dos amigos, dos personas que lo escucharían si hablaba sobre él, pero de todas formas tenía que guardárselo para sí.
Graham rotó su cabeza hacia la derecha, admirando el perfil de Damon.

—Eso es normal. Sólo intenta pensar en lo que realmente te gusta. Y si eso no funciona, siempre puedes intentar otra vez.

—Me gustas tú—le dijo Damon. Graham se sonrojó y corrió su rostro. Ahora era él al que estaban admirando. Damon besó su mejilla. Un beso rápido, pero aun así, tenía la sensación de estar siendo observado.


...

me creen si les digo que se pone mejor? perdón por esta mierda que ni siquiera llega a las mil palabras, prometo actualizar mañana

monday; gramonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora